El deporte más sucio del mundo conquista Alemania

Los amantes del juego limpio preferirán alejarse mañana de la pequeña localidad de Rieste, donde 600 hombres y mujeres participarán en el primer campeonato alemán de fútbol en pantano.

REPORTAJE

Con fango hasta las orejas y camisetas igual de marrones en ambos bandos, el objetivo del deporte más sucio del mundo es el mismo que el de su par más conocido: meter la pelota en el arco rival.

Sólo cambian algunas normas. El “campo” tiene 60 por 35 metros, más o menos la mitad de uno normal. El partido se divide en dos tiempos de 10 minutos y cada equipo juega con cinco jugadores.

“Necesitan diez suplentes para superar la prueba”, explica Karsten Lammers, organizador del evento, para destacar la otra característica del peculiar juego: su gran exigencia física.

La moda del fútbol en pantano comenzó en Finlandia, donde se celebra un campeonato mundial desde el año 2000.

Cuando Lammers se enteró, sintió un verdadero amor a primera vista. “Pensé: esto es exactamente lo que hace falta en Alemania”. Por eso viajó de inmediato a Finlandia y consiguió la licencia oficial para importar la idea.

Tenía ya una larga experiencia en eventos “especiales”. Esta misma semana convocó al cuarto campeonato alemán de “carga de esposa”, donde los participantes corren con sus cónyuges a cuestas 250 metros con obstáculos. El premio: participar en el mundial de la especialidad. Que, por supuesto, tiene lugar en Finlandia.

También el campeón alemán de fútbol en pantano se ganará un lugar en el mundial de este año, que se celebra durante una semana en julio. Será la primera vez que Alemania se cuele en un torneo hasta ahora dominado por equipos del norte como Suecia, Islandia o Escocia.

La competición enfrentará mañana a 30 equipos de hombres y seis de mujeres sin hacer diferencias. “Clubes de fútbol, equipos de empresa o grupos que juegan como hobby”, describe Lammers a los participantes. Incluso hay un equipo mixto de hombres y mujeres.

Entre los más en forma están los Bornheim Skyliners, formado por 11 policías que viajan especialmente desde Fráncfort para la ocasión. La victoria sólo es uno de sus objetivos: “Simplemente queremos tener un día de ejercicio”, explica Dirk Stuckenberg.

Las estrictas leyes alemanas impidieron que el torneo pudiera disputarse en un pantano de verdad, como ocurre en Finlandia.

Pero Lammers encontró el modo de generar suficiente barro: arar un campo. Los bomberos llevan días regándolo para humedecer el subsuelo y garantizar que ningún participante pueda acabar la prueba con las manos limpias.

dpa


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