El desafío de seguir aprendiendo nunca termina

Para Julia Sosa los convencionalismos no cuentan, por eso, cuando tras 29 años de trabajo en el hospital le llegó la hora de jubilarse no lo dudó y empezó a proyectar su próximo paso, que tenía la universidad como objetivo. “Había soñado tanto con estudiar obstetricia que con mis hijas ya grandes y una jubilación que me permitiría solventar los gastos de los estudios supe que era el momento. Mi familia primero tuvo dudas, sobre todo una de mis hijas, que no quería que me frustrara si la exigencia me superaba, pero luego el apoyo fue absoluto. Mi marido, que fue maestro rural, siempre estuvo dispuesto a aprender y comprendía mi pasión, por eso al tiempo ya estaba viajando a Buenos Aires para estudiar”, relató. La hiperinflación que sacudió al país la obligó a postergar dos años su proyecto, pero finalmente se instaló en La Plata, donde pudo alquilar una habitación cerca de la facultad y comenzar a vivir la aventura de encuadrar en teorías aquello que durante tanto tiempo había practicado. “Aprendí el porqué de muchos procedimientos. La biblioteca de la universidad me permitió acceder a muchos libros que me pedían y no podía comprar, porque no era fácil llegar con la jubilación, pero todo salió bien”, apuntó la mujer. Ya recibida regresó a Valcheta, aunque acostumbrada a plantearse grandes metas, lo primero que planeó fue abrir su propia maternidad. “El plantel de médicos lo tenía cubierto, pero a nivel edilicio me pedían tantas cosas que hubiera necesitado ser multimillonaria para hacer semejante inversión. Después de eso entré a trabajar de nuevo en el hospital, ahora como obstétrica, y estoy feliz de hacer lo que hago. ¿Mi sueño? Seguir estudiando, de hecho ya estuve averiguando para cursar la licenciatura a distancia”. (ASA)


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