El desalojo en Villa Obrera fue un papelón
La orden judicial de despejar el terreno usurpado en el barrio roquense fue un fracaso. Sólo once policías y cuatro bomberos estaban disponibles para el desalojo emitido por el juez Norry.
ROCA (AR).- Un fracaso. Ese fue el resultado del desalojo ordenado por el juez de Instrucción Rubén Norry en la toma del barrio Villa Obrera, quien no pudo concretar la medida judicial porque apenas contaba con una decena de efectivos de la policía.
La medida quedó suspendida momentáneamente pero fuentes judiciales no descartaron que en los próximos días se lleve adelante la salida compulsiva de las personas que mantienen ocupada una franja de tierra, en la zona oeste de la ciudad.
La noche en la toma fue de vigilia. Hasta entrada la madrugada de ayer varias familias permanecieron en el interior de las precarias casillas a la espera de la llegada de las fuerzas policiales que, desde hace dos días, tenían la orden para desalojar el predio que pertenece a la municipalidad y a la familia Bagliani.
Fue cerca de las 7:30 que los ocupantes recibieron la información de la llegada de los uniformados, por lo que rápidamente encendieron varios neumáticos sobre calle Alem, entre Brown y Rosario de Santa Fe.
Pero hasta ellos mismo se sorprendieron cuando cerca de las 9 observaron la llegada de un minúsculo grupo de efectivos que estuvo encabezado por el comisario inspector Julio Caliva, quien concretó el operativo dispuesto por la Unidad Regional II.
No había que hacer demasiadas cuentas para saber que 11 policías, entre los que se encontraba el comisario José Álvarez, más cuatro bomberos, no resultaban un número suficiente para desalojar a más de 60 personas –entre los que había varios niños– quienes estaban instaladas sobre calle Alem.
“No tenemos más efectivos. El resto trabajó hasta las 5 de la mañana en el operativo de la Fiesta de la Manzana”, fue la escueta respuesta lanzada por uno de los jefes policiales que ya de antemano también sabía que el operativo iba encaminado a un verdadero “papelón”.
Pero más sorprendidos que todos se mostró el juez Rubén Norry, quien minutos después de las 9:30 llegó al lugar junto al fiscal Miguel Fernández Jahde.
El magistrado observó durante varios minutos el panorama y rápidamente pidió que se apagaran los neumáticos que generaban una densa humareda en las arterias laterales.
La llegada del abogado Pablo Bergonzi sólo sirvió para acelerar el movimiento de la maquinaria municipal (retroexcavadora, camiones y personal) que se dispuso para colaborar con el procedimiento. Pero al igual que los policías, sólo fueron espectadores de lujo.
A media mañana la situación ya entró en un clima distendido.
La torrencial lluvia que cayó sobre toda la región sirvió para que alguno de los protagonistas busque refugio en un procedimiento que, a esa altura, ya era un fracaso desde todo punto de vista.
Matías Subat
ROCA (AR).- Un fracaso. Ese fue el resultado del desalojo ordenado por el juez de Instrucción Rubén Norry en la toma del barrio Villa Obrera, quien no pudo concretar la medida judicial porque apenas contaba con una decena de efectivos de la policía.
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