El diálogo con ETA está «roto, acabado»

Ante la presión del PP, el gobierno cerró el proceso. No logran hallar a los ecuatorianos desaparecidos.

MADRID.- El gobierno socialista español enterró oficialmente ayer el proceso de paz iniciado hace nueve meses con ETA, en respuesta a la fuerte presión de la oposición conservadora que le pedía poner fin definitivamente al diálogo con la organización independentista armada vasca.

El proceso está «roto, liquidado, acabado», declaró el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, tres días después del atentado cometido por ETA en un aparcamiento del aeropuerto de Madrid, entre cuyos escombros se buscan afanosamente los cuerpos de dos ecuatorianos. Si la derecha quiere «que digamos que el proceso de paz se ha roto, pues bien, evidentemente se ha roto. Que el proceso se ha liquidado, evidentemente el proceso está liquidado. Que se ha acabado, evidentemente, está acabado», señaló Rubalcaba en una conferencia de prensa en la capital española.

«ETA ha sido quien ha roto, ha liquidado y acabado el proceso de paz», dijo enfáticamente el ministro. Sus palabras fueron una respuesta a la presión que ayer acentuó la derecha sobre el presidente del gobierno español, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero, para que fuera más allá de la «suspensión» del proceso que había anunciado el sábado y lo declarase definitivamente roto.

El ministro del Interior proclamó oficialmente la ruptura de un intento histórico para dar una salida negociada y pacífica a 38 años de campaña terrorista de ETA por la independencia del País Vasco, con un cruento balance de unos 850 muertos.

El intento lanzado tras el anuncio por parte de ETA de un «alto el fuego permanente», el 22 de marzo de 2006 despertó grandes esperanzas en España y el País Vasco para terminar con la violencia. Rodríguez Zapatero había hecho de esta solución pacífica de la cuestión vasca la prioridad absoluta de su mandato. Todo parece indicar, sin embargo, que finalmente fracasó en su apuesta, como antes le sucedió al también socialista Felipe González y al conservador José María Aznar.

Este fracaso significa un grave revés para Rodríguez Zapatero, que llevaba personalmente, con un equipo muy restringido de personas de confianza, un delicado proceso que insistía en calificar de «duro, largo y difícil». Durante nueve meses tuvo que contener la virulenta oposición de la derecha y de importantes sectores de las asociaciones de víctimas del terrorismo, que lo acusaban de estar dispuesto a agitar la bandera de la paz cediendo a las exigencias políticas e independentistas sobre el de

recho de la autodeterminación del País Vasco.

Pero es la intransigencia de ETA la que finalmente ha tirado por tierra un proceso que agonizaba peligrosamente desde la potente explosión de una furgoneta cargada con explosivos en el aparcamiento de la terminal 4 del aeropuerto de Madrid-Barajas. Entre los miles de toneladas de escombros, los bomberos prosiguieron ayer con la búsqueda afanosa de los dos ecuatorianos desaparecidos, con esperanzas casi nulas de encontrarlos con vida.

El secretario de comunicación el Partido Popular (PP, derecha), Gabriel Elorriaga, había denunciado durante la jornada el «error absoluto» del jefe del gobierno, acusándolo de mantener «su invitación a la negociación» con ETA. El secretario de las libertades públicas del PP, Ignacio Astarloa «exigió» posteriormente que Rodríguez Zapatero pronuncie «una declaración formal de ruptura» con ETA. El líder de la oposición, Mariano Rajoy, había sido el primero en lanzar el guante, afirmando que sólo había una respuesta al atentado: «Rompo con ETA, aplico la ley con todos los partidos y todos los españoles y voy la darles batalla». (AFP)


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