El “Diente de oro” llegó a cumplir sus 90 años en Allen

La tradicional tienda que supo tener sucursales en Neuquén, Cipolletti, Roca, Regina y Huergo todavía mantiene sus puertas abiertas en Allen, la ciudad que la vio nacer.

Los dueños actuales son matrimonio y llevan 56 años al frente del comercio. Telas y bombachas de campo son la especialidad.

ALLEN (AA).- “Diente de oro”, la tradicional tienda que marcó una huella en la historia comercial de la región, cumple hoy 90 años desde que se fundó la casa central en Allen. Mauricio Zenker y Luisa Skop, propietarios del negocio en esta ciudad, atesoran los recuerdos del pasado y siguen vendiendo telas, ropa e indumentaria con el mismo entusiasmo de los comienzos. “Diente de oro” fue un emprendimiento que en el siglo pasado iniciaron los Schuvaks, dos hermanos radicados en Buenos Aires que apostaron a la región para desarrollar la actividad comercial. De origen europeo, usaban dientes encamisados con láminas en oro y por eso le pusieron el nombre de “Diente de oro” a la primera tienda que abrieron en Allen, sobre la calle Tomás Orell entre Sarmiento y Alem, y a las sucursales que luego habilitaron en Neuquén, Cipolletti (sobre la calle Fernández Oro donde todavía se conserva la fachada del local), General Roca, Villa Regina e Ingeniero Huergo Cuando los Schuvaks envejecieron primero decidieron asociar a los encargados de las tiendas y después se las vendieron. En Allen el encargado, Don José Skop, compró “Diente de oro” y con su hija Luisa, que era apenas una niña, viajó en tren a Buenos Aires para sellar el negocio con los Schuvaks. “Diente de oro” era una tienda que vendía de todo: desde camas hasta ropa, relojes, perfumes o faroles. Don José Skop supo escribir cartas para los inmigrantes analfabetos que querían comunicarse con sus familias y se ganó la gratitud del pueblo. Mauricio “Maucho” Zenker y Luisa Skop, transitaban el amor del noviazgo cuando Don José Skop falleció. Ambos se hicieron cargo del “Diente de oro” de Allen en abril de 1959 y con mucho esfuerzo lo volvieron a hacer funcionar porque –recuerda Luisa– estaba “bastante venido abajo”. Algunos años más tarde compraron el edificio del desaparecido cine Lisboa, que tenía la pantalla sobre la calle Orell, y en 1975 inauguraron el nuevo “Diente de oro”. “Maucho” y Luisa hicieron de la tienda familiar un culto al trabajo. Hoy tienen 77 años de edad y llevan 56 en la actividad comercial de la tradicional tienda. En realidad pasaron su vida detrás del mostrador porque Luisa se crió en el “Diente de oro” y el papá de “Maucho” también tenía un negocio en General Roca. Entre estanterías con más de una decena de repisas que poseen cientos de camisas y otras prendas prolijamente guardadas, rollos de telas, hules, cortinas, sábanas, manteles, sacos, toallones, pantalones y tantas otras cosas, el matrimonio Zenker y Cristina Garrido, una empleada que los acompaña desde hace muchos años, le siguen dando oxígeno al “Diente de oro”. “Lo que subsistió y se sigue vendiendo de aquel ‘Diente de oro’ de hace 90 años son las telas, las bombachas de gaucho y la ropa de trabajo”, recordaron. La emoción se apropia del relato de “Maucho” y Luisa cuando miran hacia atrás y hacen el balance de lo que hicieron juntos, en familia. El “Diente de oro” de Allen subsistió a todas las crisis económicas del país y cuando se les pregunta cómo hicieron para que el comercio sobreviva a los diferentes embates, responden: “Una vez un viajante nos dijo que si estábamos firmes y no hacíamos cosas raras en el comercio, si seguíamos una línea, nos íbamos a mantener. Y no se equivocó”. ¿Qué está buscando señora? ¿Qué le puedo ofrecer señor, en qué puedo ayudarlo? El trato amable y cordial, que lamentablemente pasó de moda pero reconforta recibirlo, aún se escucha entre las paredes del “Diente de oro”. “No tenemos más que decirles un tremendo gracias a todos nuestros clientes porque vinieron, nos prefirieron, nos siguen apoyando y con ellos pudimos salir adelante”, agregaron.

Una tienda histórica

Diego von Sprecher dievon@rionegro.com.ar


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