El discurso del rey, bajo fuego

Por Hubert Kahl

Es muy raro que los españoles critiquen a su rey, Juan Carlos I. El monarca de 63 años jugó un papel relevante en el afianzamiento de la democracia en el país, y está al tope de las listas de personalidades más apreciadas de España.

Pero, esta vez el Rey no pudo evitar que su discurso en la entrega del Premio Cervantes al escritor Francisco Umbral lo colocara en el centro de una lluvia de críticas.

El detonante fueron las declaraciones de Juan Carlos sobre el pasado del español: «Nunca fue la nuestra lengua de imposición, sino de encuentro, a nadie se le obligó nunca a hablar en castellano: fueron los pueblos más diversos quienes hicieron suyos por voluntad libérrima el idioma de Cervantes».

La reacción no se hizo esperar. Historiadores, políticos y escritores acusaron al monarca de tergiversar la historia y recordaron los siglos de represión de las lenguas catalana o vasca, así como la actuación violenta de los conquistadores españoles en América Latina.

Así, el presidente de la región autónoma de Cataluña, Jordi Pujol, sostuvo: «Lo lamento personalmente y como presidente de la Generalitat, porque sus palabras no responden a la realidad histórica».

Especialistas recordaron que el Estado español reprimió desde la guerra de sucesión de 1714 hasta el fin de la dictadura de Francisco Franco, en 1975, el uso de la lengua catalana.

Según un decreto de 1755, por ejemplo, los religiosos que hablaran catalán debían ser encerrados «a pan y agua». El régimen de Franco prohibió además esta lengua en tiendas y mercados, medida similar a las adoptadas en el País Vasco. Los funcionarios que no hablaran castellano podían ser despedidos de sus puestos.

El diario catalán «Avui» se refirió a la polémica en un tono muy crítico, señalando que «el monarca español se abona a la tendencia de borrar la memoria -la antigua y la reciente- de los episodios más negros de España y sus gobiernos, para sustituirlos por una aséptica -aún peor, triunfalista- y falsa visión de los hechos».

El periódico instó a Juan Carlos a seguir el ejemplo del rey de Bélgica y a pronunciar sus discursos de fin de año en todas las lenguas del reino.

Por el contrario, el presidente del gobierno español, José María Aznar, salió en defensa del Rey ante lo que consideró «excesiva sensibilidad» de parte de algunos partidos nacionalistas.

«De una lengua que hablan más de 400 millones en el mundo (…) y que tiene una expansión extraordinaria, se puede decir históricamente que ha sido y es una lengua de encuentro», aseguró. (DPA)


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