“El ejemplo de Frondizi hoy”
Les ruego que publiquen estas líneas en relación con lo dicho por el lector Pedersen el 16/1, sin ánimo de polemizar sobre un tema histórico que tiene cada vez más consenso favorable. Tengo muy claro, no sólo por haberlo estudiado sino también por haberlo vivido (junto a mi padre, quien fue director nacional de YPF), todo lo que hizo el gobierno del Dr. Frondizi de 1958 a marzo de 1962, cuando fue derrocado por un golpe militar, y podría darle más argumentos que ratifican y profundizan lo que allí plantea. Está muy bien recordar las grandes realizaciones, pero cuando ellas se invocan como argumento de autoridad para usarlas en el presente, con fines más bien modestos de crítica circunstancial, en realidad se las empequeñece y se les confiere un cometido para el que no fueron llevadas a cabo, buscando ante todo la grandeza de la Argentina, tanto por Frondizi como por su principal colaborador, el gran estratega Rogelio Frigerio. Por eso (y en esto creo interpretar el espíritu que inspiró aquella sobresaliente gestión) trato de mirar la realidad actual desde otra óptica, menos retro, con la visión puesta en un futuro esperanzador, es decir, buscando las coincidencias que existen, y en esa perspectiva valorar los aportes del gobierno actual. Demoler, si fuese en el intento, es fácil; construir requiere generosidad y buscar consensos, identificar aquello sobre lo que se pueda avanzar. Porque no se trata de volver a 1958 sino de pensar, proponer y actuar para el siglo XXI. Y esta valoración de la actual gestión, de la que me hago cargo, empieza por un hecho no menor que es perseguir la convergencia de los diversos sectores, regiones y legítimos intereses sociales en una perspectiva constructiva, como una condición fundamental para aplicar, como yo aspiro, políticas desarrollistas aggiornadas. Ellas requieren sustento popular y conciencia nacional, que se construye asumiendo las necesidades profundas del presente como desafíos a resolver y actuando en consecuencia. Estoy convencido de que así lo harían hoy Frondizi y Frigerio, si estuviesen aquí y ahora. Los argentinos tenemos que evitar caer en la oposición por la oposición misma, porque eso fue lo que llevó a la experiencia nefasta de la Alianza. Pido y trabajo para que no volvamos a equivocarnos y hagamos todos los esfuerzos posibles para elaborar un programa para toda la Nación, donde estén claramente planteadas las cuestiones fundamentales que generen integración geográfica, producción, trabajo y simultánea equidad en la distribución de los frutos, porque esto lo piden todos y la dirigencia muchas veces se distrae en cuestiones secundarias y en enfrentamientos personales o facciosos. Ésta sería una forma actualizada de honrar el legado de aquellos visionarios. Ricardo Epifanio – Roca
Ricardo Epifanio Roca
Les ruego que publiquen estas líneas en relación con lo dicho por el lector Pedersen el 16/1, sin ánimo de polemizar sobre un tema histórico que tiene cada vez más consenso favorable. Tengo muy claro, no sólo por haberlo estudiado sino también por haberlo vivido (junto a mi padre, quien fue director nacional de YPF), todo lo que hizo el gobierno del Dr. Frondizi de 1958 a marzo de 1962, cuando fue derrocado por un golpe militar, y podría darle más argumentos que ratifican y profundizan lo que allí plantea. Está muy bien recordar las grandes realizaciones, pero cuando ellas se invocan como argumento de autoridad para usarlas en el presente, con fines más bien modestos de crítica circunstancial, en realidad se las empequeñece y se les confiere un cometido para el que no fueron llevadas a cabo, buscando ante todo la grandeza de la Argentina, tanto por Frondizi como por su principal colaborador, el gran estratega Rogelio Frigerio. Por eso (y en esto creo interpretar el espíritu que inspiró aquella sobresaliente gestión) trato de mirar la realidad actual desde otra óptica, menos retro, con la visión puesta en un futuro esperanzador, es decir, buscando las coincidencias que existen, y en esa perspectiva valorar los aportes del gobierno actual. Demoler, si fuese en el intento, es fácil; construir requiere generosidad y buscar consensos, identificar aquello sobre lo que se pueda avanzar. Porque no se trata de volver a 1958 sino de pensar, proponer y actuar para el siglo XXI. Y esta valoración de la actual gestión, de la que me hago cargo, empieza por un hecho no menor que es perseguir la convergencia de los diversos sectores, regiones y legítimos intereses sociales en una perspectiva constructiva, como una condición fundamental para aplicar, como yo aspiro, políticas desarrollistas aggiornadas. Ellas requieren sustento popular y conciencia nacional, que se construye asumiendo las necesidades profundas del presente como desafíos a resolver y actuando en consecuencia. Estoy convencido de que así lo harían hoy Frondizi y Frigerio, si estuviesen aquí y ahora. Los argentinos tenemos que evitar caer en la oposición por la oposición misma, porque eso fue lo que llevó a la experiencia nefasta de la Alianza. Pido y trabajo para que no volvamos a equivocarnos y hagamos todos los esfuerzos posibles para elaborar un programa para toda la Nación, donde estén claramente planteadas las cuestiones fundamentales que generen integración geográfica, producción, trabajo y simultánea equidad en la distribución de los frutos, porque esto lo piden todos y la dirigencia muchas veces se distrae en cuestiones secundarias y en enfrentamientos personales o facciosos. Ésta sería una forma actualizada de honrar el legado de aquellos visionarios. Ricardo Epifanio - Roca
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