El escritor que soñaba con el infinito
Es escritor, dramaturgo, docente y seguidor de Borges y de Soriano.
El escritor italiano Alessandro Baricco, autor de la exitosa novela “Seda” y una de las principales figuras internacionales invitadas a la Feria Libro, definió a la literatura como “un oficio desgastante” y aseguró que la escritura “es un trabajo cerebral que altera la relación con el cuerpo”. Nacido en Turín hace 52 años, este escritor, dramaturgo, melómano y docente es uno los autores centrales de la actual narrativa italiana, a la que apuntaló con títulos como “Tierras de cristal” (Premio Selezione Campiello y Prix Médicis tranger), “Océano mar” (Premio Viareggio), “City” y “Sin sangre”, así como el monólogo teatral “Novecento” y los ensayos recogidos en “Next”. Pero el libro que lo encumbró en el plano internacional es “Seda”, obra traducida a diecisiete idiomas y con más de 700.000 ejemplares vendidos que narra la historia de un lacónico y sombrío personaje que recorre el mundo en busca de un exótico cargamento, hasta que se enamora y transforma su devenir en una sutil fábula sobre el amor. ¿Los múltiples oficios paralelos de Baricco –la docencia, el cine, la televisión– pueden leerse como una manera de neutralizar algún efecto indeseado de la literatura? “Sí, claro. Este es un oficio muy particular, muy solitario que te lleva hacia lo hondo, incluso en un sentido negativo. Por eso para mí hacer otras actividades al margen de la escritura siempre fue una terapia”, explicó Baricco poco antes de firmar libros en el stand de Riverside. “Hacer otras cosas es también una forma de experimentar ideas, tanto en el teatro como en el cine o la tevé. Muchas veces estos pequeños experimentos luego van a parar a los libros. Si se tiene un poco de talento y la posibilidad, siempre es mejor explorar otros registros porque es un trabajo muy cerebral que altera mucho la relación con el cuerpo”, destacó. “Al escribir se pierde la relación con el cuerpo. Y eso no es bueno porque se pierde una riqueza. En mi caso, trabajando con actores en cine y teatro aprendí muchísimo: cómo se trabajan la voz, los gestos, las distancias. Todo eso me ayudó en mi oficio de escritor”, comentó Baricco. El escritor, que participó en la Feria de una charla con Diego Fischerman y Guillermo Piro y que hoy a las 20:30 estará en la sala Adolfo Bioy Casares junto a Claudia Piñeiro, es famoso también en su país por una escuela de técnicas de escritura que fundó en 1994 bajo el título de “Holden” –en homenaje al mítico personaje de J. D. Salinger– y que se convirtió en un boom. La docencia, justamente, parece ser otra de sus pasiones: “Hay dos o tres requisitos esenciales para convertirse en escritor –apuntó–. En primer lugar un poco de talento puede ayudar. Es necesario saber mirar el mundo y ver aquello que la gente no ve todos los días. Pero tan importante como eso es tener cantidades considerables de seguridad en uno mismo, obstinación y mucha determinación, además de suerte”, explicó Baricco. “En general, a mi escuela llegan chicos que reúnen a priori dos o tres de estos requisitos. Nosotros los ayudamos donde ofrecen más debilidades, que en general tienen que ver con la seguridad y la obstinación. Y sobre todo les explicamos que este es un trabajo muy duro, artesanal, que implica mucha soledad, mucha paciencia y mucha fuerza”, indicó el autor. Durante la charla, Baricco delimitó también sus afinidades entro de la literatura argentina: “Me gustan mucho algunos escritores argentinos a los que no conocí personalmente pero cuya literatura tiene un rasgo en común: todos tienen una escritura de cristal que no ofrece ninguna debilidad. Me gustan (Jorge Luis) Borges, (Julio) Cortázar y en especial (Osvaldo) Soriano. sus diálogos son perfectos”, enumeró. “Si eres artesano y analizas el trabajo de otro artesano como Soriano podrás descubrir que sus textos son perfectos. Lo mismo pasa con Cortázar, que ofrece siempre descripciones de lugares y de la percepción que un personaje tiene de ese lugar con artilugios bastante limitados y las palabras justas”, explicó este también Licenciado en Filosofía que llegó a tener como maestro a Gianni Vattimo. Baricco, cuyas obras oscilan siempre entre lo real y lo onírico, tiene fama de autor exigente y obsesivo, aunque parece conocer bien el límite que lo exime de la autodestrucción: “Éste es un oficio que desgasta. El riesgo es que de tanto corregir y buscar la perfección el texto termine perdiendo fuerza y desaparezca”, admitió. “Creo que ése es justamente uno de los mayores déficits de la iteratura contemporánea: demasiado compleja, demasiado pendiente de la palabra justa –opinó el escritor–. En la literatura debe haber siempre algo de espontaneidad”. Las historias de Baricco suelen alimentarse de entornos irreales y personajes forzosamente imposibles, una constante que a sta altura el autor reconoce como una marca de identidad: “Repetir siempre la misma historia no es necesariamente un defecto. Borges contó la misma historia durante toda su vida, del mismo modo que (Federico Fellini y (Sergio) Leone contaron siempre la misma película a lo largo de sus carreras”, afirmó. Son pocos los grandes escritores que lograron contar cosas diferentes. Hay una necesidad de repetir siempre la misma historia, de establecer una relación casi mística con ella. El hecho de repetirse, en este caso, no lleva en absoluto a una muerte artística”, enfatizó. “En mi caso, yo siempre estoy contando la historia de un hombre que sueña lo infinito y vive en cambio en un mundo que es finito… y esto no lo derrota. Mis personajes en ese sentido son capaces de pensar lo infinito pero también de vivir la vida cotidiana de todos los días”, concluyó Baricco. (Télam)
“Al escribir se pierde la relación con el cuerpo”, sostiene el escritor que, para matizar su oficio, es también dramaturgo y docente.
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