El eterno icono sexual
Todo el mundo va a Hollywood para conseguir su sueño: Muchos se estrellan, otros se convierten en estrellas fugaces y muy pocos logran la anhelada fama. Pero sólo un nombre brillará toda la eternidad y ese no es otro que el de Marilyn Monroe.
En el cincuenta aniversario de su muerte, la protagonista de “Gentlemen Prefer Blondes” (1953) sigue más vigente que nunca, inmune al paso del tiempo, las tendencias y los cambios en los estereotipos de belleza.
A los ojos de todos, Marilyn siempre será joven, coqueta y mantendrá ese título de icono sexual por excelencia, desafiando una época donde la sexualidad es más explícita que nunca y las “celebrities” sucumben a la magia del bisturí para conseguir cuerpos de infarto.
No importa cuánto se haya hablado de ella, escrito o incluso versionado, la marca “Marilyn Monroe” parece inagotable y todo lo que toca se convierte en oro.
Las productoras son concientes de ello y en los últimos años nos han brindado montajes como la película “My week with Marilyn” (2011), protagonizada por Michelle Williams, o la serie televisa “Smash” sobre la creación de un musical en Broadway basado en la vida de la actriz, quien falleció un 5 de agosto de 1962 por sobredosis de fármacos.
Scarlett Johansson, Angelina Jolie, Nicole Kidman o Lindsay Lohan son algunas de las incontables actrices que han sucumbido al magnetismo de Monroe y se han caracterizado, con más o menos fortuna, como la intérprete de “I Wanna Be Loved By You”.
Más allá del cine, la actriz ha servido de inspiración a artistas de la talla de Andy Warhol, protagonizando una de las obras más simbólicas del Pop Art, o la misma Madonna, quien se basó en la actuación de “Diamonds Are A Girl’s Best Friend” para su “Material Girl”.
Pero, ¿cuál es el secreto de tal obsesión? Sin duda alguna el arma triunfal de Monroe fue su constante evocación sexual delante y detrás de la cámara. Algo que ha acompañado a su figura hasta el cambio de milenio, cuando fue coronada como “la ‘Sex Star’ número uno del siglo XX” por Playboy o la “Mujer Más ‘Sexy’ del Siglo” por la revista People.
Muchos han tildado a la actriz de banal, tonta y encasillada en papeles unidimensionales, pero lo cierto es que Monroe sabía muy bien lo que se hacía y no dudó en utilizar sus armas de mujer para llegar a ser toda una estrella.
Nacida bajo el nombre de Norma Jeane Mortenson, la entonces modelo dio el salto a la fama cuando, después de varios años probando fortuna, se reinventó a sí misma creando ese personaje que cambiaría su vida.
Tras teñirse de rubio y rebautizarse como “Marilyn Monroe”, la joven californiana se centró exclusivamente en su carrera cinematográfica y en un abrir y cerrar de ojos pasó de ser una desconocida a coleccionar Globos de Oro e ilustrar las portadas de las revistas más internacionales del momento, entre ellas “Play Boy” donde apareció en su número inaugural en el 1953. Toda una revolución.
No se puede hablar de Marilyn sin mencionar su escandalosa vida amorosa, por la que pasaron tres maridos (James Dougherty, Joe DiMaggio y Arthur Miller), consecuentes divorcios y numerosos amantes.
Nombres como Marlon Brando o los hermanos Robert y John Fitzgerald Kennedy figuran entre los presuntos idilios de la actriz. Y JFK supuestamente durante su campaña presidencial en 1960. De ahí que la popular actuación del “Happy Birthday, Mr. President” en 1962 tomara para muchos un doble sentido.
En tan sólo 36 años de vida y 14 en la gran pantalla, Marilyn Monroe nos dejó muchas anécdotas, grandes secretos y un completo repertorio de símbolos recurrentes en la cultura popular.
Su melena rubio platino, esas curvas voluptuosas y un lunar estratégicamente situado cerca de la comisura de unos labios bañados en carmín han pasado a la historia como los principales sellos de identidad de esta diva pin-up de los años cincuenta.
Si Marilyn fuera una sola imagen sólo podría ser la de esa chica con vestido blanco acompañada por un hombre casado en “The Seven Year Itch” (1955), donde con una voz al puro estilo “Lolita” decía mientras jugaba con su falda sobre un sistema de ventilación: “Oh, ¿Sientes la brisa del metro? ¿No es deliciosa?”. (DPA)
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