El éxito a fuerza de magia y años de trabajo 12-4-03
Pepe Cibrián Campoy critica al poder en su exitosa puesta en escena de «Calígula». A punto de presentar su musical «Calígula» en el Valle, Pepe Cibrián Campoy hizo un aparte en los ensayos de su troupe en el teatro El Globo de Buenos Aires para explicar el fenómeno de su producción de obras del teatro musical, una carrera que comenzó hace años y que gracias a su talento y tesón, llevó al éxito tantos títulos. Junto con su socio, el notable Angel Mahler, la idea y la música de estas obras conforman un emprendimiento personalísimo, único en el historial del género en el país. En ese sentido y lejos de soñar con Broadway, Pepito Cibrián pasea sus piezas por todo el país y sus provincias a las que ama «profundamente». Eligió quedarse y comulgar magia y esfuerzo constante para poder decir, » aquí podemos hacerlo». – ¿Todo comenzó con «Aquí no podemos hacerlo»? – En realidad yo comencé mi carrera con un espectáculo que se llamaba «Mundo pobre y querido» en 1969 en una garage de Mar del Plata. Luego hice «Universexus» en el teatro Sarmiento, otra obra con música de Oscar López Ruiz y coreografía de Marcia Moretto una estupenda artista que falleció en París. Hasta 1978 en que estrené «Aquí no podemos hacerlo» fueron muchas experiencias de café concert, de irme del país, muchas broncas y otras cosas. Pero afortunadamente ese fue el trabajo mío que de alguna manera se hizo notar. Luego vinieron todas las otras obras, como el caso de «Calígula» en 1983 en Los Teatros de San Telmo, una idea del arquitecto Giesso, que eran como maravillosas catacumbas. Fue en los estertores de la dictadura y se dio como una crítica a la situación en que vivíamos, luego se transformó en una crítica del poder. En esta versión que es la misma en cuanto al texto aunque cambió la puesta la gente se sigue sintiendo muy identificada. De hecho duró dos temporadas en aquella época y ahora está en gira por todo el país durante dos meses, llegando a Río Negro y Neuquén. – ¿Cómo te sentís con toda esta carrera de años? – Una amiga mía directora me decía que yo he sido un hombre lógico. He sabido adaptarme. Una empresa internacional que quería hacer emprendimientos aquí y venían de tener éxito con eso en Londres y Frankfurt me hizo una propuesta a la que yo contesté que en nuestro país eso no sirve, porque es como si te vas a estudiar televisión a la NBC y venís acá y tenés que dirigir en un canal de televisión nuestro. No es que sea malo, pero es otra cosa, es nuestra realidad, pero tenemos pasión, talento, ganas… Lo que viene de afuera es bárbaro, pero aquí tenemos otro estilo y otros medios. Entonces yo creo haber sido hábil en eso, aunque también tuve errores. Como cuando tuvimos tanto éxito con «Drácula» y en «El Jorobado de Notre Dame» gastamos mucho, un poco en vano, a pesar de que según lo que soñaba deberíamos haber gastado más. Pero me quedó lo que siempre critico: el quiero y ni puedo. Entonces reconocí que hay que hacerlo con lo que tenemos: gente maravillosa y también poder de producción, que de hecho tengo hoy más que hace 20 años y mucho trabajo.
Las sensaciones de un artista Nada es improvisado para Pepe Cibrián Campoy, Como hijo de generaciones de actores reconoce el poder ancestral del tema. «Eran actores cuando serlo era vocación. No se podía jugar porque había que trabajar mucho, triunfaba el talentoso. Es como el fútbol, no podés ser una mal jugador y jugar en primera, sin embargo hoy en día hay muchos malos jugadores y actores que juegan en primera y no tendrían que estar, y la gente, que sabe más de fútbol que de arte, se engaña» advierte Cibrián que hace de la disciplina y el trabajo un orgullo aplicado a su gente. Ahora que saborea la madurez del éxito comparte mucho, en especial con sus socio Angel Mahler y asistentes «maravillosos». «Soy el titiritero de este grupo, estuve trabajando primero en encontrarme yo, un Pepe cada vez más cálido, más seguro, creo haber tenido el proceso de un buen vino añejo», dice en un momento de felicidad, disfrute y capacidad de sorpresa de sus propios éxitos. No por nada lo que más ambiciona es ver crecer sus plantas, estar con sus 12 perros y cuidar de su troupe, él, que ha generado muchos conocidos artistas, aún se angustia y se cuestiona el futuro para ellos. Mientras tanto sigue produciendo. Está ensayando una versión libre sobre el cuento de Oscar Wilde ( su gran admirado) «El Fantasma de Canterville», tiene una biografía hecha del genio inglés, proyecta este año poner en musical «El retrato de Dorian Gray» y nada menos que un musical sobre Tita Merello. También lanzará su primera novela «Chat para toda la vida» en ritmo de thriller. Y sigue con camiones, micros y cientos de artistas llevando «Calígula» y otras producciones por las rutas del país. Una proeza en estos tiempos. Porque sabe que: «El teatro es mágico y sorprende». (J.P.).
A pesar de los enojos nadie lo mueve Nada es fácil para una carrera brillante. Lo confirma Pepito Cibrián. Por ejemplo: «Drácula» me surgió porque yo tenía hambre, me había ido mal porque perdí lo que tenía con «Las dulces niñas» una obra que hicimos con mi madre, mi padre se enfermó y no teníamos un mango. Se me ocurrió hablar con Lectoure que había querido producir «El fantasma de la opera» y pensé: ¿qué otro monstruo le puedo sugerir a este hombre? , y se me ocurrió «Drácula», sin tener nada bosquejado, ni haber leído nada. Sé que soy un buen vendedor de mis productos, porque de alguna manera luego, podría ser o no un éxito, pero lo que yo planteo creo que se ve en el escenario. Podrá gustar o no pero no se puede decir que no soy un profesional» dice Cibrián reconociendo que no es mediático. «Al contrario, soy cada vez más reservado y no me atrae. Si vieras mi casa en Pilar, es realmente una jungla es como si estuvieras en otro mundo. Me gusta estar encerrado en el teatro con mi gente y en mi casa, no porque tenga miedo del mundo exterior, sino porque me agradan demasiado ciertas cosas y me conmueven otras profundamente. Además me he quedado aquí, amo a mi país entrañablemente y me da mucho más orgullo ir a estrenar a una provincia que hacerlo en el Brasil u otro lugar. No tengo ilusiones de Broadway ni nada, seguramente me destruirían o les iba a parecer un pájaro loco. Me costó mucho rendir pruebas en mi país y no tengo ganas de hacerlo afuera. Menos a esta altura de mi vida, que es maravillosa, porque tengo el privilegio de hacer lo que me gusta. He vivido en España, México, Nueva York, me iba muy enojado, pero cada vez que lo hacía, aún con muy buenas posibilidades, era superior a mi, no lo soportaba. Entiendo todo lo malo que tenemos, pero no me imagino en otro lugar» confiesa Pepe enamorado de la calidez y los ritos vinculares de los argentinos. Recuerda que en esos enojos y frustraciones a los 25 años, durante una cena con Nati Mistral, sus padres, y el empresario Petit, éste le dijo: «para fracasar primero hay que tener éxito». Esa frase le pegó fuerte pero con los años la entendió: «Hoy creo que puedo fracasar porque también creo haber tenido éxito».
Julio Pagani
Pepe Cibrián Campoy critica al poder en su exitosa puesta en escena de "Calígula". A punto de presentar su musical "Calígula" en el Valle, Pepe Cibrián Campoy hizo un aparte en los ensayos de su troupe en el teatro El Globo de Buenos Aires para explicar el fenómeno de su producción de obras del teatro musical, una carrera que comenzó hace años y que gracias a su talento y tesón, llevó al éxito tantos títulos. Junto con su socio, el notable Angel Mahler, la idea y la música de estas obras conforman un emprendimiento personalísimo, único en el historial del género en el país. En ese sentido y lejos de soñar con Broadway, Pepito Cibrián pasea sus piezas por todo el país y sus provincias a las que ama "profundamente". Eligió quedarse y comulgar magia y esfuerzo constante para poder decir, " aquí podemos hacerlo". - ¿Todo comenzó con "Aquí no podemos hacerlo"? - En realidad yo comencé mi carrera con un espectáculo que se llamaba "Mundo pobre y querido" en 1969 en una garage de Mar del Plata. Luego hice "Universexus" en el teatro Sarmiento, otra obra con música de Oscar López Ruiz y coreografía de Marcia Moretto una estupenda artista que falleció en París. Hasta 1978 en que estrené "Aquí no podemos hacerlo" fueron muchas experiencias de café concert, de irme del país, muchas broncas y otras cosas. Pero afortunadamente ese fue el trabajo mío que de alguna manera se hizo notar. Luego vinieron todas las otras obras, como el caso de "Calígula" en 1983 en Los Teatros de San Telmo, una idea del arquitecto Giesso, que eran como maravillosas catacumbas. Fue en los estertores de la dictadura y se dio como una crítica a la situación en que vivíamos, luego se transformó en una crítica del poder. En esta versión que es la misma en cuanto al texto aunque cambió la puesta la gente se sigue sintiendo muy identificada. De hecho duró dos temporadas en aquella época y ahora está en gira por todo el país durante dos meses, llegando a Río Negro y Neuquén. - ¿Cómo te sentís con toda esta carrera de años? - Una amiga mía directora me decía que yo he sido un hombre lógico. He sabido adaptarme. Una empresa internacional que quería hacer emprendimientos aquí y venían de tener éxito con eso en Londres y Frankfurt me hizo una propuesta a la que yo contesté que en nuestro país eso no sirve, porque es como si te vas a estudiar televisión a la NBC y venís acá y tenés que dirigir en un canal de televisión nuestro. No es que sea malo, pero es otra cosa, es nuestra realidad, pero tenemos pasión, talento, ganas... Lo que viene de afuera es bárbaro, pero aquí tenemos otro estilo y otros medios. Entonces yo creo haber sido hábil en eso, aunque también tuve errores. Como cuando tuvimos tanto éxito con "Drácula" y en "El Jorobado de Notre Dame" gastamos mucho, un poco en vano, a pesar de que según lo que soñaba deberíamos haber gastado más. Pero me quedó lo que siempre critico: el quiero y ni puedo. Entonces reconocí que hay que hacerlo con lo que tenemos: gente maravillosa y también poder de producción, que de hecho tengo hoy más que hace 20 años y mucho trabajo.
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