El fin de la tregua con Hamas genera disputas en Israel

El principal partido de la oposición, el derechista Likud, ya pasó por sus elecciones internas el lunes pasado y casi 50.000 afiliados eligieron una lista considerada a la derecha de la derecha, con el número 20 reservado para Moshe Feiglin, uno de los principales rivales internos de Benjamin Netaniahu, quien encabezará la lista y por ahora marcha arriba en las encuestas, con un 58% de las intenciones de voto.

Las elecciones están previstas para febrero próximo y la candidata del gobernante Kadima será Tzipi Livni, actual ministra de Relaciones Exteriores, quien por estos días mantiene un duelo mediático con su compañero en el gabinete, el ministro de Defensa y ex primer ministro laborista Ehud Barak.

Livni le reclama a Barak que actúe contra la Franja de Gaza ante la lluvia de misiles Qassam de las últimas semanas contra la sureña ciudad de Sderot.

La dicotomía dentro del debilitado gobierno de Ehud Olmert (quien ya renunció acosado por escándalos de corrupción) se potencia porque el próximo martes 16 culmina la tregua entre Israel y el grupo armado Hamas, que gobierna en la Franja de Gaza. Tanto Hamas cuanto Livni han dicho que la tregua (mentirosa porque los misiles caen permanentemente sobre las poblaciones en el desierto del Neguev) no debe renovarse. Livni agrega que Israel debería responder militarmente a los cohetes de la Resistencia Islámica y otros grupos. Pero, en realidad, Livni no es la que maneja estos temas sino Barak, que aparentemente expresa la posición más prudente de Olmert.

En las embestidas mediáticas de Livni también hay que tener en cuenta la necesidad de recuperar terreno frente a la delantera que le lleva Netaniahu. Kadima es justamente un desprendimiento del Likud, cuando el ex premier Ariel Sharon lo creó en el 2006. Pero también ha tenido la habilidad política de convocar a figuras del laborismo (cada vez más menguado) como el propio Shimon Peres, actualmente presidente del Estado de Israel.

Otra forma de recuperar terreno que están buscando Livni y el Kadima (que hoy se autodefine como de centro) es mostrar avances concretos en el proceso de paz con los palestinos más moderados, es decir con Al Fatah, que gobierna en Cisjordania. De hecho ayer debía liberar a 230 prisioneros por la fiesta de Eid al Adha o del sacrificio. Pero justamente por esa fiesta, la más importante del calendario musulmán, Mahmoud Abbas, presidente de la Autoridad Nacional Palestina, está en la ciudad sagrada de La Meca, Arabia Saudita.

Como gesto para fortalecer a un debilitado Abbas, lo que significa fortalecerse a sí mismo, el gobierno israelí pospuso una semana dicha liberación, para que se produzca ante la presencia del propio Abbas y coincidiendo con el fin de la tregua con Hamas.

Es que los palestinos de Cisjordania también deberían votar en enero y una derrota de Al Fatah a manos de Hamas sería catastrófico para Kadima.

 

MARIANO SARAVIA


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