El final de un linyera «famoso» en Roca

ROCA (AR).- Hacía meses que Simón Rojas deambulaba por las calles de Roca. Sin refugio, pidiendo para comer, exigiendo un techo. Se hizo famoso cuando -durante la última toma del municipio- entró al despacho del intendente Ricardo Sarandría con un cartel que reclamaba ayuda.

El primer espacio que «Río Negro» le dedicó a su historia de indigencia en pleno centro roquense motivó la intervención del municipio, que al día siguiente lo ubicó en un terreno bien al norte, más allá de la alcaidía. Hasta allí llegó con una decena de «acompañantes», entre los había ancianos enfermos y una mujer, que perdió la vida semanas atrás.

Una noche el fuego se apoderó de la precaria vivienda y los devolvió a todos a la zona comercial. Sobre ese episodio los desamparados denunciaron un ataque en el que no faltaron golpes antes del fuego. Para la policía, otra noche más de abundante ingesta alcohólica que -buscando frenar al frío- terminó con líquido sobre una llama y así con toda la casilla.

Ese personaje que se había convertido en un triste famoso de la realidad roquense y argentina fue encontrado ayer en la esquina de San Martín y avenida Roca. Estaba tendido en el suelo. Lo que antes era un carrito de comidas y hoy sólo un recuerdo de épocas mejores fue el último lugar donde se escuchó su voz. Esa voz con la que acompañaba a su guitarra para alegrar un poco a sus compañeros mendigos.

A pesar de que faltaban las certezas de una autopsia, los uniformados que lo vieron se animaron a asegurar que el deceso fue por causas naturales. «Frío, capaz que algo de alcohol, pero no hay heridas», comentó un agente.

Así fue que la muerte se lo llevó a Simón Rojas. O mejor dicho se lo llevó la vida, porque su destino parecía marcado.