El final de una partida y las vísperas del comienzo de otra

Anuncios arriesgados y correcciones sobre la marcha. El rol de los equipos asesores de cara al balotaje.

LOS ANUNCIOS ECONÓMICOS DE LOS CANDIDATOS PRESIDENCIALES

Ninguno de los dos candidatos presidenciales fue demasiado explícito acerca de lo que cada uno haría de ganar las elecciones del próximo domingo, con la inflación, los salarios, la presión tributaria, los subsidios a las tarifas de los servicios públicos, las restricciones a las importaciones, la política cambiaria y las deudas con los holdouts.

Miguel Bein, titular del estudio que lleva su apellido y asesor de Daniel Scioli, estimó que la inflación podría bajar 5 puntos anuales hasta llegar a un dígito en tres años. Casi coincidió Alfonso Prat-Gay, de Cambiemos, que acompaña a Mauricio Macri, quien consideró que “hay que bajarla gradualmente. De 25/30% que tenemos ahora, a 5% en el último año del próximo mandato presidencial”.

El Banco Central de la República Argentina (BCRA) fue dispendioso con las divisas –sus reservas cayeron a 26.701 millones de dólares el 5 de este mes–, incluso en combinación con la Administración Nacional de Seguridad Social (Anses) como oferente de bonos en dólares. A eso se agregaron las provenientes del mercado negro o paralelo, cuando la circulación trepaba a 546.000 millones de pesos.

El dólar ahorro es la mercadería más codiciada de la Argentina: el 2 del actual, 206.000 contribuyentes –cuatro de cada diez serían empleados estatales– adquirieron 140 millones, a razón de 678 per cápita.

El Estudio Broda calculó que el próximo gobierno afrontaría el año venidero 115.000 millones de pesos de servicios de deuda, si el déficit respecto del PBI se mantuviera igual que el del 2015. Eso presionaría sobre los créditos disponibles para el quehacer privado, que sería inferior y limitaría la reducción de la inflación.

El BCRA readecuó las garantías de los contratos de futuro, el 30 de octubre, elevándolas de 12 a 20% y constituidas en pesos. Alejandro Vanoli, presidente del BCRA, fue denunciado penalmente por los diputados Mario Negri (radical) y Federico Pinedo (Pro) porque tales transacciones amenazaban el patrimonio del BCRA.

“No hay que esperar ningún sobresalto, (el dólar) estará debajo de los 10 pesos en enero, sin ningún problema”, aventuró Scioli (Vanoli lo auguró a 10,65 pesos para marzo del 2016), y dijo que “en este último mes las reservas ascenderían a 20.000 millones de dólares”. Semejante posibilidad fue rechazada por Macri, uno de cuyos referentes, Alfonso Prat-Gay, extitular del BCRA y diputado nacional de la Coalición Cívica, prometió que si su candidato ganara “habría un dólar único”. Aseguró que “no quedan reservas y el cepo no tiene sentido porque destruyó las economías regionales, las ventas al exterior y parte de la industria”.

La oposición prepara medidas para el ámbito energético, entre las cuales sobresalen los reordenamientos de los marcos regulatorios para el gas y la electricidad. Las eléctricas no cuentan con fondos suficientes para funcionar y requieren del Estado para pagar las remuneraciones y una deuda con la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico SA (Cammesa).

La actividad energética pasó de 6.000 millones de dólares de superávit en el 2004 a 6.000 millones de desequilibrio diez años más tarde. El rubro que más fugó divisas fue el gas natural, pese a que son gasíferos el 84% de los recursos no convencionales y el 77% de los de Vaca Muerta.

Julián de Diego, abogado laboralista, docente de la Universidad Católica Argentina (UCA), indicó que “todas las empresas están en proceso de reestructuración”, con “metas promedio que implican reducciones de 6 a 10% de sus plantillas”.

El Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa) pronosticó que “las paritarias se negociarían por encima de 30%, algo que dependería de cómo cierren el dólar y la inflación a fin de año”.

Desde el 2003 la cantidad de empleados públicos del país pasó de 2,3 millones a 4 millones. Los gastos en personal del gobierno nacional (administración central y organismos descentralizados y de la seguridad social) llegarían este año a 198.650 millones de pesos, 40% más que los 143.180 millones del 2014, por los nuevos agentes y contratados, aparte de lo que significarían los ajustes de las remuneraciones. Una de las principales causas –junto con los subsidios energéticos– del creciente déficit fiscal.

La Fundación Pensar, próxima a Cambiemos, sugirió que “el desarrollo productivo debe enfocarse en crear más y mejor ocupación”, cuando “hay seis millones de habitantes en la informalidad o con tareas de subsistencia y más de 1,5 millones de desempleados que buscan trabajo y no lo encuentran”.

Ambos candidatos, cada uno a su manera, prometieron que paulatinamente las jubilaciones llegarían al 82% móvil del salario mínimo.

El criterio recaudador de Macri se concentraría en los tributos a las Ganancias, que reformaría y suprimiría para todos los trabajadores, e Inmobiliario. Scioli modificaría Ganancias e Ingresos Brutos de las pequeñas y medianas empresas (pymes).

Los productores mantendrían 50,8 millones de toneladas de granos sin comercializar (19,8 millones de soja, cuya retención bajaría cerca de 10%, 9,6 millones de trigo y 21,4 millones de maíz), valuadas en 12.995,4 millones de dólares, reveló Ricardo Echegaray, titular de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP).

“Las exportaciones de carnes estarían el año que viene en 280.000 toneladas, el nivel más alto de los últimos años”, de acuerdo con el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés). Remarco, aparte, que “la mayoría de los exportadores sostiene que el próximo gobierno introduciría cambios para mejorar la competitividad”, eliminaría las retenciones –menos la de la soja– y encararía un revalúo rural.

Scioli suprimiría los tributos a las ventas al exterior de frutas y algodón y Macri procuraría que el sector agropecuario “se transformará en el gran motor productivo de la Argentina”, con “cero retenciones a las economías regionales”, “cero limitaciones a las exportaciones”, y terminando con los registros de operaciones de exportación (ROE).

La industria fue afectada por la caída del mercado interno y porque Brasil, con su crisis y devaluación, ganó en competitividad y redirigió sus productos al mercado argentino, en tanto disminuyeron las exportaciones locales hacia ese país.

La consultora Finsoport estimó que el tipo de cambio real multilateral para la industria acumuló una baja de 30% desde enero del 2014 y que el costo salarial ajustado por productividad se ubicó en 50% por sobre el de 1998.

En la Asociación de Fábricas de Automotores (Adefa) advirtieron que las limitaciones para importar afectan la producción, que en octubre se contrajo 25% en la medición interanual, mientras las exportaciones se desplomaron casi 50%. Para recuperar los niveles históricos, solicitó un acuerdo con el gobierno y la cadena de valor.

La Asociación de Concesionarios de Automotores de la República Argentina (Acara) planteó que no despegaron las ventas financiadas de cero kilómetro y se desaceleró la comercialización, pero que el año culminaría con una colocación de 600.000 unidades. Hubo dificultades para traer las de Brasil, principal socio del país, y también para importar las partes imprescindibles para las nacionales.

El sciolismo preparó un proyecto de Inversión público-privada para el Desarrollo de Infraestructura, para la rápida puesta en marcha de megaproyectos, mientras se resuelven las condiciones que potencien las inversiones privadas.

En la Fundación Pensar creen que las correcciones y un “shock de confianza” servirían para obtener financiamiento para obras públicas, como viales, ferroviarias y “Metrobuses” en el interior.

El saldo comercial bajó por la pérdida de competitividad de las exportaciones. La crisis económica y política de Brasil y la desaceleración de China determinarían un resultado más exiguo en el 2016: 2.200 millones de dólares frente a 2.400 millones en el 2015.

La inversión pública directa crecería 6,3% en el 2016. La Asociación Argentina de Presupuesto y Administración Financiera Pública (Asap) calculó que correspondería a proyectos el 74,2% del total y a adquisición de bienes de uso el restante 25,8%. Observó, incluso, que el 50% de los créditos se destinaría a 43 proyectos, 23 de los cuales figuraban en el ejercicio 2014.

Para dinamizar los procesos productivos, en la Fundación Desarrollo Argentino (DAR), cercana al FpV, esperan mejorar las redes vial y ferroviaria, los corredores bioceánicos y los recursos energéticos.

Tanto Scioli como Macri enviaron emisarios a Nueva York para intentar posibles arreglos con los fondos buitre, que deberían incluir a quienes no entraron en los canjes del 2005 y el 2010. Uno afirmó que las gestiones continuarían en los mismos términos y las condiciones aplicadas por el actual gobierno y el otro aguarda que sus negociaciones sean “amigables” para “cerrar el capítulo lo antes posible”.

Miguel Ángel Fuks

miguelangelfuks@yahoo.com.ar


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