El fiscal pidió la máxima para Troche por “alevosía”
Dijo que la mujer “aprovechó que Anita no sabía nadar”. El defensor pidió la absolución por falta de pruebas. La sentencia por el crimen de la nena de Viedma se conocerá el 7 de mayo.
El defensor planteó el beneficio de la duda. Por primera vez, Miriam Troche sollozó.
Marcelo Ochoa
VIEDMA (AV).- La fiscalía solicitó finalmente la pena que se preveía: reclusión perpetua. Es la única condena posible para el delito que el fiscal Juan Ramón Peralta le endilgó a Miriam Troche Toledo, acusada del homicidio con alevosía de la pequeña de 8 años, Anita Masello, hija de su entonces pareja. El defensor, en tanto, pidió la absolución.
El representante del Ministerio Público dio por confirmada la presencia de la imputada en la casa de la mamá de la nena, para retirarla de allí el viernes 13 de marzo de 2009 a las 11 de la mañana. Basándose en una decena de testigos, precisó el recorrido de la mujer hasta el río, donde al mediodía siguiente la nena fue hallada sin vida por personal policial que rastrillaba el sitio.
Destacó que los perros entrenados siguieron el rastro de Troche hasta ese lugar. “El trayecto quedó acreditado”, dijo el fiscal. Las acciones del día anterior, en el que la imputada habría avisado a Anita que la pasaría a buscar, también fueron dadas por ciertas por Peralta tomando los testimonios de la mamá y la hermana mayor de la nena, entre otras declaraciones. Además, resaltó la existencia de un móvil: “fuera de Miriam Troche, no había nadie que tuviera motivos para hacerle daño a Anita”. Recordó la discusión relatada por el papá de la niña, los celos que varios testigos dijeron que la mujer tenía hacia la nena, la situación complicada que el propio padre de los hijos de Troche relató ante el tribunal y la amenaza final, en la cual la imputada habría dicho a Masello que lo golpearía “donde más le doliera”.
Finalmente, Peralta apuntó a justificar el agravante de la alevosía. “La mujer era consciente de que Anita no sabía nadar”, dijo, recordando que era ella quien muchas veces la iba a buscar a la pileta en la que apenas había aprendido a flotar sola por pocos segundos. “La sacó de la casa de la mamá, la llevó a un lugar alejado, jugó con los sentimientos de la niña diciéndole que le darían una sorpresa al papá, se aprovechó de la indefensión”, acusó el fiscal. Resaltó además que hubo premeditación. Todos elementos que lo llevaron a pedir la pena máxima.
A su turno, el defensor Roberto Gaviña sostuvo que la responsabilidad que se achaca a Troche no reúne el grado de certeza que se exige para llegar a una conclusión absoluta. Dijo que no se corroboró la sustracción de la nena por parte de Troche y recordó que en la instrucción la acusada negó su participación en el hecho afirmando que en ese momento estaba durmiendo.
“Nadie desvirtuó esa afirmación”, sostuvo Gaviña. En cuanto al recorrido hasta el río, el defensor insistió con pedir la nulidad de las ruedas de reconocimiento ya que algunos de los testigos habían declarado que la policía les mostró la foto de la mujer y que la misma se publicó en este medio y en agencias digitales. “Estas violaciones de garantías constitucionales alejan a Troche del lugar del hecho”, dijo.
Luego rechazó la contundencia de las cámaras gesell, “en una de las cuales la perito psquiátrica afirma que parecía guionada o con un discurso armado”, agregó. Y cuestionó también las pruebas odoríficas que -indicó- “tienen escaso valor probatorio”. Con esos argumentos pidió la absolución.
Subsidiariamente el defensor pidió que, en caso de condena, lo fuera por homicidio simple -y no agravado- ya que “nadie sabe qué pasó en ese lugar, si Troche llegó al río pudo haber querido hacer una cosa y le salió otra, pudo haber un pelea o un tercero en el lugar y ella será pasible de condena por encubrimiento”, concluyó.
El defensor planteó el beneficio de la duda. Por primera vez, Miriam Troche sollozó.
Registrate gratis
Disfrutá de nuestros contenidos y entretenimiento
Suscribite por $1500 ¿Ya estás suscripto? Ingresá ahora
Comentarios