El foro de mujeres de la región patagónica
Por Eva Giberti
La región Patagónica convoca políticas con características propias en distintos niveles, tal como sucede en cada región de nuestro país. Formando parte de la región y perfilándola como promotor de los derechos de las mujeres surgió un foro que reúne a las representantes de las provincias que constituyen esa región.
La cabecera de dicho Foro se encuentra actualmente en La Pampa, a cargo del Consejo de la Mujer, y mi contacto con quienes lo organizan y conducen me permitió comprobar el nivel de conciencia, así como la producción que los grupos de mujeres han logrado; si bien aún están pendientes algunas de las prácticas grupales que les permitan reforzar su inserción en la comunidad. Es decir, se trata de intentar la organización mediante grupos que les permitan reunir las energías y los conocimientos de los que disponen, activados en acciones conjuntas.
Las reuniones de estudio que mantuvimos junto con las profesionales que trabajan en los medios de comunicación y por otro lado con las profesionales que forman parte de tribunales, asesorías, ministerios, direcciones provinciales (abogadas, psicólogas, trabajadoras sociales, médicas) me permitieron conocer sus planteos acerca de políticas públicas y de las prácticas preventivas y asistenciales que pretenden concretar para lograr el máximo de eficacia en sus actividades.
El lugar que ocupan las mujeres en los medios de comunicación ,tal como fue expuesto, reitera la existencia del mismo problema en el mundo conocido: en pocas oportunidades ocupan los lugares de decisión y la tendencia patriarcal persiste en mantenerlas ocupadas en trabajos que posteriormente deberán ser revisados por varones, lo cual, inevitablemente, funciona como censura de género.
Por ejemplo, si los editores de los medios, que regulan las informaciones y las noticias deciden bloquear los datos que describen los aportes de las mujeres por considerarlos «de escasa importancia», esos datos se pierden para la comunidad.
Este es un fenómeno debatido en los foros internacionales cuando se estudia la responsabilidad de las mujeres en los medios de comunicación. Del mismo modo, cuando las profesionales de las áreas asistenciales y preventivas solicitan incremento presupuestario para actividades que remiten al trabajo con familias carentes, con adolescentes que transgreden la ley, con mujeres que demandan ayuda por ser sobrevivientes de violencia familiar, no cuentan con el apoyo necesario para cubrir las necesidades básicas que reclaman sus actividades: más personal, contratos para equipos interdisciplinarios, casas refugio, por sólo citar algunos ejemplos.
Este es otro tema internacionalmente debatido, ya que las dificultades económicas están distribuidas en el planeta, pero es la voz enérgica y capacitada de las profesionales la que se hace escuchar en esta índole de reclamos. Lo significativo reside en que no se trata, como sucedía en décadas anteriores, de voces de mujeres en clave de solicitar caridad, sino de técnicas y de profesionales que fundamentan el porqué de sus demandas.
Haber trabajado con las mujeres que convocó el Consejo de la Mujer en largas y dinámicas reuniones, pensando juntas en encontrar los mejores métodos para que las respectivas especializaciones pudiesen rendir al máximo en beneficio de la comunidad y en beneficio personal, incrementando la propia capacitación, constituyó un nuevo aprendizaje grupal, en el que me incluyo.
La existencia de un foro formado por las representantes ejecutivas provinciales de las respectivas áreas mujer de cada provincia, puede garantizar el mantenimiento de una red de mujeres cuya eficacia estará dada por el poder que adquieren los proyectos defendidos en conjunto.
En esta oportunidad pude comprobar que las numerosísimas mujeres que llegaron desde todas las ciudades y pueblos de La Pampa están alertas acerca de sus derechos y acerca de sus necesidades.
También conocen cuán difícil resulta esclarecer a algunos varones y a aquellas mujeres que se resisten a reconocer la discriminación de género. No obstante, si se sostiene el empuje y la lucidez de las mujeres con las que pude conectarme en La Pampa, el pronóstico es prometedor.
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