El FpV se prepara para el impacto del 27
Los peronistas del Frente para la Victoria, aglutinados con sus más y sus menos en torno de la presidenta Cristina Fernández, aceitaron las herrumbradas puertas del PJ para intentar abrirlas, tras el escenario de derrota electoral provocado por las PASO, del 11 de agosto. Hacia delante y frente al posicionamiento de Sergio Massa, del Frente Renovador, les quedó en claro que para retener poder, habrá que: • Terminar de quitar las telarañas del partido y convocar al dialogo, con reuniones periódicas. • Respaldar al gobierno nacional y a sus candidatos y blanquear la pretensión de Daniel Scioli, de conducir a todo el peronismo, “trabajando 24 horas al día y por la noche también”, como dijo el metalúrgico Antonio Caló, parafraseando al extinto Herminio Iglesias. • No restringir más, como sucede hoy, la compulsa interna, pues “nadie es dueño del peronómetro”. • Debatir si se atiende la orden de la jueza María Servini de Cubría, de renovar la conducción orgánica el 15 de diciembre, o si se solicita una prórroga hasta el otoño de 2014, tal la aspiración de ultra K que, mayoritariamente en silencio, atendieron las críticas de los históricos del justicialismo. La idea de mantener la unidad a rajatabla está supeditado a una palabra determinante: la que se escuchará en las legislativas del 27 de octubre. Los augurios no son buenos, aunque el cometido de mínima es preservar la mayoría parlamentaria hasta 2015. El senador Aníbal Fernández despotricó contra el sector de Massa, emparentándolo con “la derecha de Magnetto y De Mendiguren”, pero el documento final si bien recogió alguna frase señalando la “inconsistencia opositora”, no puso el acento en las descalificaciones. “Por ahora está en otra”, expresó prudente el gobernador sanjuanino José Luis Gioja, sobre la construcción en la que está empeñado el intendente de Tigre. Se evaluaron, además, como positivas las apariciones públicas de Cristina en los últimos reportajes televisivos y se confió en que una mejora en su imagen, le facilitará seguir administrando la Argentina por dos años más.
ARNALDO PAGANETTI
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Los peronistas del Frente para la Victoria, aglutinados con sus más y sus menos en torno de la presidenta Cristina Fernández, aceitaron las herrumbradas puertas del PJ para intentar abrirlas, tras el escenario de derrota electoral provocado por las PASO, del 11 de agosto. Hacia delante y frente al posicionamiento de Sergio Massa, del Frente Renovador, les quedó en claro que para retener poder, habrá que: • Terminar de quitar las telarañas del partido y convocar al dialogo, con reuniones periódicas. • Respaldar al gobierno nacional y a sus candidatos y blanquear la pretensión de Daniel Scioli, de conducir a todo el peronismo, “trabajando 24 horas al día y por la noche también”, como dijo el metalúrgico Antonio Caló, parafraseando al extinto Herminio Iglesias. • No restringir más, como sucede hoy, la compulsa interna, pues “nadie es dueño del peronómetro”. • Debatir si se atiende la orden de la jueza María Servini de Cubría, de renovar la conducción orgánica el 15 de diciembre, o si se solicita una prórroga hasta el otoño de 2014, tal la aspiración de ultra K que, mayoritariamente en silencio, atendieron las críticas de los históricos del justicialismo. La idea de mantener la unidad a rajatabla está supeditado a una palabra determinante: la que se escuchará en las legislativas del 27 de octubre. Los augurios no son buenos, aunque el cometido de mínima es preservar la mayoría parlamentaria hasta 2015. El senador Aníbal Fernández despotricó contra el sector de Massa, emparentándolo con “la derecha de Magnetto y De Mendiguren”, pero el documento final si bien recogió alguna frase señalando la “inconsistencia opositora”, no puso el acento en las descalificaciones. “Por ahora está en otra”, expresó prudente el gobernador sanjuanino José Luis Gioja, sobre la construcción en la que está empeñado el intendente de Tigre. Se evaluaron, además, como positivas las apariciones públicas de Cristina en los últimos reportajes televisivos y se confió en que una mejora en su imagen, le facilitará seguir administrando la Argentina por dos años más.
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