El futuro de la ciudad: la capital del petróleo

Vaca Muerta lleva a convertirla en la Houston argentina. Puede ser una bendición. O una maldición.

Aniversario de Neuquén :: Escenario

Como una curiosa ironía, la ciudad que creció siempre desordenada nació de un papel. Esa impoluta hoja, dividida en una imperfecta cuadrícula trazada a mano sobre un cajón de municiones, fue una creación de Bouquet Roldán, el improvisado arquitecto que vio una urbe allí donde los ojos sólo veían desierto.

La anécdota, ya conocida, la recoge el poeta Eduardo Talero en su libro “Voz del desierto”. Cuenta que se acercó al hombre que, recostado sobre la arena, le daba vida a Neuquén:

“-¿Un poema? -le dije, al abrazarlo.

-Ni más ni menos -replicó con viveza- pero poema moderno, no de palabras dulces sino de piedra y hierro. ¿Qué le parece? Mire aquella avenida. ¿Divisa las tres plazas? ¿Ve aquellos bulevares? Esa es la calle San Martín, esa otra es Vélez Sarsfield”.

Ese rudimentario dibujo mostraba el plano horizontal de una ciudad. Imposible pensar que 110 años después y 3.000 metros bajo tierra, la dura roca de la corteza terrestre la pondría en la mira de todo el mundo. Neuquén se prepara para ser la ciudad más importante del sur del país de la mano de Vaca Muerta, una de las reservas de hidrocarburos más grandes del mundo y que promete cambiar para siempre su fisonomía.

Ya consolidada como una gran urbe, con altos edificios, autopistas, importantes centros comerciales y un microcentro que es un hervidero en horas de oficina, la capital neuquina busca amortiguar el impacto de su segundo boom petrolero. No es tarea fácil: se espera un aluvión de nuevas familias a partir de la demanda laboral y la presión que los altos salarios ejercen sobre la economía amenaza con profundizar la desigualdad que ya se palpa entre el cada vez más lejano Oeste y la zona central.

Cada noche, duermen en la ciudad unas 250.000 personas, entre sus habitantes fijos y los que están de paso. Pero de día, el municipio calcula que unas 330.000 personas circulan por sus calles. La residencia temporal es cada vez mayor y así lo indica la radicación de hoteles. Sólo en 2014 hubo ocho pedidos de licencia y otros 50 para hostels.

Las transformaciones urbanas ya se hacen sentir. El avance de las fronteras copó las bardas y las zonas ribereñas generando una explosión de loteos. La presión inmobiliaria disparó los precios de la tierra que hoy es inaccesible para la gran mayoría de la población. Esto motivó que una buena parte de sus habitantes viva en localidades aledañas como Plottier y Centenario, complicando a su vez el traslado.

Mientras la tierra para ocupar se acaba, crece la construcción vertical. Hay cada vez más edificios e incluso se sumó una nueva tendencia de la mano del negocio de los hidrocarburos: las torres de oficinas, toda una singularidad en la localidad. Pero el sector no sólo atrae trajes y corbatas sino también mamelucos. Las tareas industriales se multiplicaron y el pedido de lotes para radicación de galpones y playas de maniobra es cada vez mayor, sobre todo en la zona norte.

El avance sobre la meseta generó que muchos barrios deban convivir cara a cara con la explotación petrolera: hay 70 pozos literalmente en medio de las casas. Aunque las técnicas no convencionales aún no se aplican en el ejido urbano, la ciudad respira petróleo. Cada día circulan unos 3.000 camiones por sus rutas que salen de las bases de las empresas de servicios, ubicadas en su mayoría a la vera de la Ruta 22 o en el Parque Industrial, y desde allí parten a la zona caliente de Vaca Muerta en Añelo.

Los trabajadores del sector poseen los sueldos más elevados. Un operario raso cobra encima de los 25.000 pesos. Con las horas extras y otros ítems no es raro que superen los 40.000. Los 14.000 asalariados del sector, muchos de los cuales viven en la ciudad, compran en sus supermercados y comercios, generando un derrame sobre el sector de servicios, claramente el más dinámico de Neuquén.

Esta pulsión de consumo hace que la capital sea uno de los distritos más caros del país. Y esa masa monetaria tan virtuosa para la economía puede convertirse en una pesadilla para las decenas de miles de trabajadores no vinculados a la actividad petrolera. El caso más emblemático es el de los alquileres, cuyos precios son los quintos más altos del país según las estadísticas de la consulta Reporte Inmobiliario.

El ADN petrolero también impacta en la vida de las personas. Según el último censo, un tercio de la población de la ciudad nació en otra provincia y llegó hasta aquí en busca de trabajo. A la gran comunidad chilena que históricamente encontró cobijo en estas geografías se le sumaron ahora paraguayos y bolivianos y en menos medida ciudadanos de países africanos.

Las costumbres también parecen cambiar con el correr de los años. A tono con las urbes modernas, cada vez hay más personas que viven solas y hogares donde la mujer encabeza la economía de la casa. Según un estudio de la UNC, los matrimonios tienen cada vez menos hijos y lo hacen más tarde, generalmente porque sus integrantes apuestan a su desarrollo profesional o porque es alta la demanda de tiempo de sus trabajos.

Existe además un “consumo a la neuquina”. La ciudad es una plaza atractiva para hipermercados de diversos rubros y concesionarias de auto. La señal de que el petróleo explica buena parte de este fenómeno es que la Toyota Hilux, que supera los 250.000 pesos, es el vehículo más vendido en la capital.

Vaca Muerta no sólo representa desafíos económicos, sociales o demográficos. El capítulo ambiental se suma a una ciudad que busca mirar al río, un sector que históricamente le fue esquivo por las inmanejables crecidas y que ahora empieza a ver de cerca las construcciones. El alto impacto de la fractura hidráulica, una técnica indispensable para el desarrollo de no convencionales, preocupa a algunos sectores de la población que buscan delimitar zonas de exclusión para la actividad. Sin embargo, la principal preocupación es la contaminación de los ríos que la rodean, producto de desechos industriales, basurales y líquidos cloacales.

Si la vaca deja de estar muerta y pasa a estar viva, Neuquén va camino a convertirse a la capital petrolera del país, como Houston lo es en Estados Unidos. Pero el petróleo puede ser una bendición o una maldición: el futuro estará atado a las políticas públicas que se tomen y al ímpetu que sus habitantes pongan en construir una ciudad que les permita una vida confortable.

Roberto Aguirre

robertoaguirre@rionegro.com.ar


Aniversario de Neuquén :: Escenario

Registrate gratis

Disfrutá de nuestros contenidos y entretenimiento

Suscribite por $1500 ¿Ya estás suscripto? Ingresá ahora
Certificado según norma CWA 17493
Journalism Trust Initiative
Nuestras directrices editoriales
<span>Certificado según norma CWA 17493 <br><strong>Journalism Trust Initiative</strong></span>

Comentarios