«El Gandhi de Pristina»
No pudo ver cumplido su gran sueño político. Poco antes del inicio de la fase crucial de las negociaciones sobre el futuro de la conflictiva provincia serbia de Kosovo, que deben otorgar la independencia a la mayoría albanesa, el presidente Ibrahim Rugova murió ayer a los 61 años.
Desde que este hombre llegó a la política en 1988 como presidente de la Asociación de Escritores de Kosovo, se dedicó plenamente a esa gran meta.
En los últimos 17 años, él y el partido por él creado, el LDK, condujeron la vida política de Kosovo. A este pacifista comprometido lo llamaban «el Gandhi de Pristina». Al hombre con el pañuelo de seda alrededor del cuello, la represión de Kosovo por parte de los serbios fue lo que lo impulsó a la política. Este escritor y profesor de literatura se convirtió a finales de los años 80, tras largas estancias en París, en punta de lanza de la resistencia contra la brutal y violenta centralización del entonces presidente de Yugoslavia, Slobodan Milosevic, quien actualmente está siendo juzgado por crímenes de guerra por el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY) en La Haya.
Como todos los puestos estatales importantes estaban reservados a los serbios, los albaneses construyeron bajo el liderazgo de Rugova un sistema paralelo de administración, sanidad y educación. La máxima de la resistencia pasiva y de la absoluta no violencia hicieron que Rugova perdiese transitoriamente influencia en el ejército rebelde armado UCK. Una brutal guerra entre rebeldes de etnia albanesa y las fuerzas de seguridad serbias comenzó en 1998. Rugova quedó marginado por los propios líderes extremistas kosovares. La cada vez más apremiante situación que vivía la población albanesa llevó a la OTAN a intervenir contra Yugoslavia en marzo de 1999 y a expulsar a la policía y el ejército en una campaña de bombardeos de 78 días.
Pese a perder influencia entre los rebeldes armados, Rugova ganó las primeras elecciones celebradas bajo vigilancia de la ONU en 2001 y se convirtió en el presidente de la provincia separatista. En 2004, su partido volvió a ser la fuerza más importante en el Parlamento en los primeros comicios organizados por las autoridades kosovares. Desde hace años, Rugova y su partido se reparten el poder gubernamental con representantes de los antiguos rebeldes albaneses.
Por su pacifismo, su persecución tenaz de su sueño político y como reconocimiento por haber dado a conocer internacionalmente la cuestión de Kosovo, Rugova recibió en 1998 el premio Sajarov del Parlamento Europeo. (AFP)
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