El gobierno de Chávez tambaleaba tras una sangrienta protesta

Altos mandos de las FF.AA. piden su renuncia. La marcha opositora terminó en una masacre. Acusan a francotiradores del "chavismo".

Caracas (EFE).- El jefe del Ejército, diez generales y almirantes de la Fuerza Armada Nacional (FAN) se pronunciaron ayer contra el presidente venezolano, Hugo Chávez, agravando la crisis que vive ese país después que una multitudinaria manifestación que pedía la renuncia del mandatario terminara en violentos disturbios, con al menos 12 víctimas fatales y más de 50 heridos.

Los hechos se produjeron en el tercer día de una huelga general, convocada por sindicalistas y empresarios para oponerse al despidos de gerentes en la petrolera estatal, pero que ha derivado en un movimiento de fuerte presión en contra del gobierno.

El comandante general del Ejército, general de división Efraín Vásquez Velasco, se declaró anoche en contra del gobierno por el «atropello» que ha sufrido la sociedad civil. Vásquez, rodeado de un grupo de militares de alta graduación, pidió «perdón» al pueblo venezolano, dijo que su actitud «no era un golpe de Estado» y se puso contra Chávez «porque los muertos de hoy no se pueden tolerar».

Otro grupo, encabezado por el almirante Héctor Ramírez, reclamó la renuncia de Chávez y la instalación de una junta de gobierno.»Nos dirigimos al pueblo para desconocer al actual gobierno, la autoridad del presidente Chávez y del alto mando militar», señala la nota leída por Ramírez en nombre del grupo.

«La Constitución nos obliga a evitar más derramamiento de sangre y esa obligación pasa por la salida pacifica del presidente y la sustitución de alto mando», añadieron los oficiales rebeldes.

La crisis también repercutió en el ámbito político. El ex ministro de relaciones interiores de Venezuela Luis Miquilena, reconocido como «mentor» político del presidente Hugo Chávez, se distanció ayer del mandatario y lo acusó de «mancharse de sangre».

Un campo de batalla

Entre tanto, los alrededores del palacio de gobierno, Miraflores, se transformaron en la tarde en un campo de batalla entre manifestantes y elementos combinados de la policía metropolitana y la Guardia Nacional (policía militarizada).

Además, francotiradores apostados en edificios aledaños al palacio de Miraflores sembraron la muerte entre los grupos de manifestantes que se encontraban en sus cercanías. Al menos 12 muertos y por lo menos 88 heridos, la mayoría de bala, han ingresado al hospital Vargas, según fuentes oficiales. Emisoras de televisión y radio estiraban la cifra de muertos a 20 . Aún no hay una explicación oficial sobre el origen de los disparos, algunos de pistola y otros de fusil de asalto.

La jornada transcurrió con absoluta tranquilidad hasta que los organizadores de la marcha «antichavista» alentaron a las decenas de miles de personas que les seguían a trasladarse hasta el palacio presidencial para forzar a Chávez a abandonar al poder.

Paralelamente a las manifestaciones opositoras, ministros, diputados oficialistas y partidarios de Chávez llamaban al pueblo a congregarse en Miraflores para defender la «revolución», reuniendo a miles de personas.

Lo que había sido una marcha pacífica de medio millón de personas, que había colmado las avenidas y autopistas de Caracas al grito de «¡Chávez renuncia!», «¡Vete ya!» , se convirtió en escaramuzas y agresiones.

En medio de los choques violentos entre simpatizantes y opositores de Chávez, los disparos se confundían se confundían con las piedras, palazos y el humo de bombas lacrimógenas lanzadas por la policía para controlar la situación.

Chávez dirigió un mensaje a la población en cadena nacional, en el que ordenó la suspensión de las emisiones de las cadenas privadas de televisión que a su juicio «incitado irracionalmente» a la rebelión civil. (ver aparte)

El presidente de la principal organización empresarial, Fedecámaras, Pedro Carmona dijo que «esta crisis no tiene otra salida que la renuncia del presidente. Estamos preparados para una transición», afirmó con el apoyo de la poderosa Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV) , otra de las líderes de la huelga..

Infierno de tiros en Caracas

El centro de Caracas se convirtió en un infierno durante veinte minutos .Hubo un intercambio de disparos entre guardias nacionales y policías metropolitanos, al chocar una marcha opositora con otra oficialista que acordonaba el presidencial Palacio de Miraflores en resguardo de Chávez.

La infernal sucesión de disparos ocurrió cuando Chávez se dirigía al país por cadena de radio y televisión, y decenas de miles de opositores intentaban llegar al presidencial Palacio de Miraflores para exigirle la renuncia.

Según testimonios en el lugar, los opositores atravesaron el flanco sur del despacho presidencial y se ubicaron en el promontorio El Calvario, unos 500 metros al oeste.

Cuando bajaron para confluir al palacio presidencial por la avenida Urdaneta, que domina el flanco norte, empezaron los enfrentamientos y las primeras detonaciones de disparos.

Otra columna opositora intentó llegar por el flanco sur, donde está enclavado el liceo Fermín Toro y la violencia se acentuó.

Una columna de guardias nacionales, que protegían la sede presidencial cruzó disparos con policías metropolitanos que escoltaban a los opositores, desencadenándose el pandemonium.

También había francotiradores de civil. «Vi a un muchacho de 16 años disparar su arma, y, cuando corrimos, un disparo impactó en la cabeza de Jorge Tortoza (veterano fotógrafo del vespertino 2001)», dijo un testigo. Otros dos periodistas resultaron heridos de bala Cuando cayó Tortoza, el centro de Caracas era una zona crítica en medio al humo de los gases lacrimógenos, con los manifestantes opositores huyendo por las áreas adyacentes a la sede de gobierno. En su carrera, los opositores lanzaron toda clase de objetos contra los «chavistas», con los que se enfrentaron, en medio de la lluvia de balas.

Censura a la televisión privada

La prensa escrita y las televisoras privadas nunca fueron aliadas del presidente Chávez. Enojado por las «críticas injustas y salvajes» que recibía su gobierno, el presidente había acostumbrado al país a las extensas «cadenas oficiales», donde, a veces varias veces por día, el presidente o sus ministros interrumpían la programación para responder a los cuestionamientos.

En esta «guerra mediática» las televisoras había adoptado la medida de otorgar la mitad de sus pantallas a las obligatorias cadenas, pero reservando la otra mitad para exponer su versión de los hechos. Pero ayer la intervención estatal escaló a niveles alarmantes. Tropas de la guardia nacional rodearon a las estaciones privadas de tevé, luego de lo cual el gobierno sacó del aire a varias cadenas televisivas, argumentando «un plan insurreccional» con participación de los canales privadas.

Los canales intervenidos fueron Globovisión, Radio Caracas Televisión, Televen, Meridiano TV, CMT y Vale TV. La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) y otras entidades condenaron la medida.

Foto: Unos de los tantos muertos que dejaron los sangrientos disturbios que se registraron ayer en la capital del país.


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