El gobierno rionegrino analiza refundar la ex-Corpofrut

<span style="text-transform:uppercase">Un proyecto atemporal que esta totalmente disociado de los verdaderos problemas que PADECE hoy la actividad.</span>

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En los despachos oficiales del gobierno rionegrino circula un plan para avanzar en la posibilidad de reflotar un organismo ligado estrechamente a la fruticultura, con las características similares a la de la ex Corpofrut.

Según dejaron trascender desde Viedma, el anuncio –que incluye una batería de medidas adicionales– lo daría a conocer el lunes el gobernador Alberto Weretilneck en respuesta a las demandas que están exigiendo los productores a 180 días del inicio de la gestión del nuevo gobierno.

Si bien no trascendieron detalles sobre el proyecto que está en manos del Ejecutivo, se supo que la idea es “armar algo parecido a lo que fue en su momento Corpofrut, pero adaptado al contexto actual de la fruticultura”.

Sería importante poner el marco histórico en el que se impulsó la creación de Corpofrut hace ya más de 50 años.

Fue el 7 de febrero de 1956, en oportunidad de constituirse la Federación de Productores de Fruta de Río Negro y Neuquén, cuando se empezó a gestar la idea de la creación de una corporación regional, para lo cual se pensó en la necesidad de proponer a las autoridades nacionales la puesta en marcha de una entidad autónoma que fuera dirigida por los productores y sus recursos, igualmente administrados por ellos con absoluta libertad. En los inicios de 1961 se realizaron las primeras tratativas entre la Federación y funcionarios de la provincia de Río Negro y en la primera quincena de abril se fijó la idea de encarar la formación de una entidad de fomento bajo estos principios.

Fue así que, luego de identificar las necesidades del sector productor, se aprobó el 19 de diciembre de 1961 la ley Nº 281 que sancionaba la creación de Corpofrut, publicada en el Boletín Oficial Nº 72 del 31 de enero de 1962.

Se abría en ese entonces una puerta importante para el crecimiento y desarrollo del sector primario. Pero la fruticultura que corría en aquellos tiempos era muy distinta de lo que es hoy.

• En la década del 70 existían algo más de 10.000 productores frutícolas diseminados en las distintas zonas del Alto Valle del Río Negro y Neuquén. Hoy esa cifra no alcanza a los 2.000 productores.

• En gran parte de los años de las décadas del 70 y 80 las exportaciones del sector frutícola regional llegaron a representar el 10% del total del comercio exterior del país. Esa relación en la actualidad se ubica por debajo del 1%.

• En momentos en que se pone en marcha la Corpofrut, la fruticultura generaba en cada temporada ventas equivalentes a cuatro presupuestos anuales del gobierno de Río Negro. Hoy la facturación del sistema representa cerca de un tercio del total de los gastos presupuestarios de la provincia.

Todos ejemplos que muestran el progresivo y sistemático deterioro que sufrió el sector en las últimas décadas.

Pero no sólo el peso específico de la fruticultura sobre la economía regional en aquel entonces era distinto, los problemas estructurales que muestra hoy la actividad distan mucho de los sufridos en aquellos años.

En la actualidad el sistema frutícola se encuentra sumergido en una crisis estructural profunda generada por varias vertientes que están erosionando en forma simultánea los cimientos de la actividad regional.

• Una inflación en dólares que, progresivamente, está quitando del mercado la oferta exportable del Valle.

• Una estructura de costos internos que año tras año se incrementa, restando competitividad a la fruta regional.

• Una paridad cambiaria que afecta sensiblemente la rentabilidad del sector exportador.

• Bajos niveles de productividad por hectárea, lo que genera un aumento de costos fijos muy por encima de los que manejan nuestros competidores.

• La falta de variedades de manzanas que hoy están demandando los mercados internacionales.

• No contar con un sistema impositivo que promueva el desarrollo productivo y comercial de la actividad. Hoy la presión tributaria sobre el sistema frutícola del Valle es muy superior al que tiene Brasil o Chile por dar sólo dos ejemplos de países productores de pomáceas.

• Inexistencia de políticas activas de comercio exterior para abrir nuevos mercados o gestionar la baja de aranceles y/o eliminación de barreras sobre los destinos donde ya está consolidada la fruta del Valle.

• Ausencia de un sistema financiero que apoye las iniciativas productivas e industriales que permitan el desarrollo sustentable de la actividad.

• Carecer de un sistema integrado de información económica y productiva que les determine al productor y al empresario contar en tiempo real con datos clave para la toma de decisiones.

Todos estos ejemplos intentan demostrar que la puesta en marcha de un nuevo organismo ligado a la actividad comercial primaria carece de sentido, ya que no va a cambiar la inercia de los críticos acontecimientos que arrastra hoy el sistema. Por otra parte, existe en el Estado provincial actual una decena de organismos que ya están ligados al sector frutícola con cientos de técnicos y administrativos trabajando en estas dependencias.

Muchos se preguntan si no será una mejor idea redefinir el rol de todas estas dependencias para ponerlas verdaderamente al servicio de la actividad productiva, a seguir incorporando estructuras que corren el riesgo de terminar siendo cooptadas por los políticos de turno.

Corpofrut fue una excelente idea en aquellos inicios de los 60. Lamentablemente, por distintas causas, esta idea no pudo concretarse tal como soñaban muchos de los productores que participaron de ese proyecto.

Pero la fruticultura regional hoy no va a cambiar su rumbo con la inserción de un proyecto como el que se analiza en Viedma. Un proyecto atemporal que está totalmente disociado de los verdaderos problemas que sufre la actividad.

(Redacción Central)


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