El hambre golpeó en una céntrica escuela de Roca

El desmayo de una nena a causa del hambre encendió la alarma, ya activada con otro caso similar en una escuela roquense. Hubo inmediatos gestos solidarios de otros alumnos.

ROCA (AR) .- A media mañana, la alumna sintió que sus fuerzas la abandonaban. Un extraño dolor comenzó a apoderarse de su cuerpo, y el insoportable vacío en el estómago creció hasta hacerla desplomar sobre el pupitre.

Entre nervios y estupor, la maestra y sus compañeros de grado lograron reanimarla, tras algunos segundos de desmayo que parecieron eternos. Entonces, aún dolorida y con lágrimas en sus ojos, la delgada joven deslizó la dura confesión: lo único que había ingerido en las últimas 24 horas había sido la copa de leche con pan que tomó la mañana anterior en la escuela. Después de eso, nada.

La dramática escena ocurrió el miércoles por la mañana en la Escuela 42 de Roca, ubicada en Villegas entre Italia y Sarmiento. La niña que se desmayó por falta de alimentación tiene 11 años y concurre al sexto grado del establecimiento.

Claro que no es la única víctima del hambre: casos como este se repiten en tantas otras escuelas de localidades provinciales y del país. Lo grave del problema, además del aumento del hambre en niños y jóvenes, es que a fuerza de repetirse termine convirtiéndose en un tema cotidiano y común. De hecho, hace un mes y en el mismo colegio se desmayó una niña de primer grado, también a causa del hambre.

La directora y docentes de la Escuela 42 informaron que la alumna de sexto vive en Barrio Nuevo, y pertenece a una familia humilde y muy numerosa. Una hermana menor de la joven también concurre al establecimiento, y ambas deben caminar diariamente varias cuadras para asistir al colegio, aunque sus fuerzas no las acompañen.

«Es una chica muy delgada, pero nunca nos imaginamos que podía estar sufriendo esta situación. Quedamos muy impresionados con lo que pasó, especialmente sus compañeritos de curso», señaló la directora.

Rápida reacción

Tal es así, que sus compañeros se organizaron inmediatamente para traer víveres de sus casas, a fin de solidarizarse con la alumna. «Fue conmovedor, trajeron lo que pudieron. Desde un chico que trajo dos saquitos de té hasta otros que aportaron arroz, polenta, frutas, ropa. Surgió de ellos mismos», afirmó una profesora.

A raíz del incidente, los docentes se contactaron con la familia de la niña, y acordaron que pueda retirarse antes del mediodía para recibir el almuerzo en el comedor «Mickey» de Barrio Nuevo, que recibe a cientos de indigentes todos los días.

La escuela cuenta en la actualidad con 580 alumnos divididos en dos turnos. La mayoría recibe diariamente la copa de leche preelaborada con pan que les envía Acción Social de la provincia. «Muchos de los alumnos viven en barrios alejados y humildes. Y en muchos casos se trata de chicos cuyos padres son desocupados y pertenecen al plan Jefas y Jefes», aseguró la directora. Imaginar cómo puede vivir una familia numerosa con 150 Lecops por mes, puede resultar tan abrumador como imposible.

Además del refrigerio, las autoridades del establecimiento se encuentran realizando gestiones para implementar un comedor que funcione los fines de semana, como ya ocurre en otras escuelas roquenses . Mientras, muchos alumnos intentan estudiar, acuciados por una alimentación escasa en plena edad de desarrollo.

Comen hasta donde alcanza

ROCA (AR) .- La Escuela 42 de esta ciudad cuenta con un refrigerio que se sirve diariamente a fin de paliar en parte las necesidades de muchos de sus alumnos. El problema con este servicio es que no se puede garantizar una regularidad, por lo que funciona con intermitencias.

Las docentes sirven la leche hasta que se termina, y después hay que esperar la reposición, que no es inmediata. «Las cajas que nos traen nos alcanzan para dos semanas, más o menos. Ayer nos llegó una nueva provisión, pero hacía 15 días que sólo podíamos ofrecerles pan a los chicos», expresó la directora.

«Al principio eran pocos los que tomaban la leche, e incluso sobraba pan. Pero ahora, los chicos se desesperan por tomar la copa de leche, no les alcanza», afirmó una maestra. Hasta llegan a tomar una mezcla de leche y cereal preelaborados, aunque a la mayoría no le gusta.

Ante el dramático cuadro, las autoridades de la escuela tomaron contacto días atrás con miembros del Grupo Ayuda, responsable del funcionamiento de un comedor de fin de semana en la escuela 317. La idea es acercar la inquietud a los padres de los alumnos, aprovechando la entrega de boletines que se hará la próxima semana. Si los padres aceptan colaborar con la iniciativa, es posible que en un breve lapso, cientos de chicos carenciados puedan recibir el almuerzo en la escuela.


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