El hospital de Bariloche se quedó casi sin quirófanos

Suspendieron las operaciones programadas ante la carencia de instrumental y cerraron dos de los tres quirófanos. Atenderán sólo las emergencias no trasladables y el resto será derivado.

SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- Las autoridades del Hospital Zonal «Ramón Carrillo» debieron suspender las operaciones programadas por la carencia de instrumental que obligó a cerrar dos de los tres quirófanos de la institución.

Esta semana se rompió la última mesa de anestesia de alta complejidad del nosocomio, que por cierto era vieja y tenía varias reparaciones en su haber, y sólo les quedó un quirófano con equipamiento para operaciones de menor complejidad, que tampoco está en las mejores condiciones.

«El quirófano de emergencia también tiene un equipo muy antiguo y reparado que la reparación da miedo, no podemos confiarnos porque es como largarse a la ruta en un auto viejo y sin rueda de auxilio», explicó el director del Hospital, Felipe De Rosas.

Frente a esta situación se resolvió atender únicamente las emergencias «no trasladables», suspender las operaciones programadas y derivar los casos impostergables que se puedan trasladar al sector privado.

Entre miércoles y viernes se derivaron más de cinco pacientes al sector privado que tampoco tiene capacidad para absorber el caudal de intervenciones del hospital y sufre una significativa saturación en los distintos niveles de internación. El nosocomio realiza entre 250 y 300 operaciones por mes que no tienen cabida en el sector privado.

La crítica situación se hizo pública mediante un escueto comunicado del ministerio de Salud que minimiza el delicado problema. La información oficial habla de la reprogramación de las cirugías previstas para la semana próxima debido a «problemas técnicos surgidos en equipos de quirófanos» y sostiene que «está garantizada la atención de urgencias y emergencias». El comunicado del ministerio asegura que «están instrumentando acciones tendientes a resolver esta situación en forma inmediata y definitiva».

La afirmación refleja la realidad en forma parcial: el «Ramón Carrillo» adquirió con recursos propios -del fondo de funcionamiento- una mesa de anestesia de baja complejidad que llegará en los próximos 10 días.

Pero el Hospital necesita dos mesas de alta complejidad -una de las cuales fue requerida hace dos años- y la renovación de los respiradores que ya no resisten más reparaciones.

De Rosas repartió responsabilidades en la dilación de las adquisiciones que llevaron al nosocomio a esta nueva crisis. El médico relató que la primera licitación se malogró por que la Asociación de Anestesistas -que interviene activamente en la aprobación del instrumental elegido- no respondió en tiempo y forma a los requerimientos del ministerio de Salud y la segunda fue desestimada por altos costos.

Los directivos del Hospital pidieron que se adopte algún sistema de emergencia que permita sortear un tercer proceso licitatorio y acelere la adquisición, teniendo en cuenta que los eventuales proveedores demorarán 30 a 45 días para entregar el equipamiento una vez cerrada la operación. También están reclamando el reintegro del dinero invertido en equipamiento.

En los últimos meses varias delegaciones oficiales, del ministerio de Salud y la secretaría de Obras Públicas, recorrieron las instalaciones del nuevo hospital con gestos de satisfacción por la avances de la obra.

Resulta irónico que esos funcionarios no prestaran la debida atención a las instalaciones existentes y el vetusto equipamiento con el que se debe garantizar las prestaciones de salud hasta la inauguración del nuevo edificio.

La situación se torna más crítica por la fragilidad del sistema sanitario, público y privado, de la ciudad. Los servicios de internación estuvieron al borde del colapso el pasado verano.


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