El inglés deja sin chances al español
Es el idioma con el cual se maneja la mayoría de los científicos de todo el mundo
Gotinga, Alemania (EFE).- El 80% de los investigadores habla inglés, 90% de la información científica almacenada en sistemas electrónicos está en inglés y este idioma se utiliza mayoritariamente en congresos y en universidades tan alejadas como las de Egipto o Indonesia.
Estos datos, expuestos ayer por la historiadora de la Medicina Bertha Gutiérrez Rodilla, vinieron a corroborar la premisa inicial del debate sobre la utilización del español en el ámbito de la comunicación científica, que se celebró en la ciudad alemana de Gotinga: el inglés es la lengua universal para transmitir conocimientos y revelaciones científicas.
En las discusiones, que se celebran en el marco del seminario «El futuro habla español», organizado por el pabellón español en la Expo 2000, también participó el bioquímico colombiano Manuel Elkin Patarroyo, inventor de la primera vacuna sintética contra la malaria.
Patarroyo defendió que la única manera de que el mundo hispanohablante logre hacerse un lugar en el ámbito de la comunicación científica es creando marcos conceptuales nuevos, es decir, «innovar en algún campo de las ciencias para lograr imponer conceptos en español».
A su juicio, la «pérdida del tren» de la ciencia en España e Hispanoamérica es «parte de nuestro sino y de nuestro pecado histórico», pues «el poder actual lo ostentan la ciencia y la tecnología».
El bioquímico se puso a sí mismo y a su equipo como ejemplo al hablar del marco conceptual creado a partir de la investigación sobre las vacunas sintéticas.
Sin embargo, minutos después contradijo su propio método al mostrar una serie de diapositivas sobre sus investigaciones que se encontraban escritas en inglés, idioma que, como él mismo reconoció, es el más extendido.
Las tesis más puristas llegaron de la española Gutiérrez, quien habló de la necesidad de crear comisiones, asociaciones y redes que se ocupen de adaptar el conocimiento a las lenguas de forma uniforme.
La profesora se refirió a la utilización de neologismos científicos nuevos que llegan del inglés, pero aseguró que «no hay razón para dramatizar, porque durante siglos empleamos neologismos de origen grecolatino».
Lo que sí consideró más peligroso la filóloga y doctora en Medicina es la asimilación de términos anglosajones «que no designan realidades nuevas» y habló de traducciones tan paradójicas como «severidad severa» o «dolor exquisito».
Pero «los idiomas no se fabrican en una academia, sino en la calle y en los grupos sociales que los manejan», algo que se demuestra especialmente en el ámbito científico, aseguró el físico José Manuel Pérez Ron, que vino así a rebatir la solución propuesta por Gutiérrez.
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