El intenso camino de convertirse en músico

Se formaron en la institución y hoy son destacados instrumentistas.

Hebe Rajneri

Hebe Rajneri

Hace poco más de diez años algunos de los miembros de esta barra de jóvenes profesores que ahora acepta el ritual de la entrevista vestían remeras de Iron Maiden y tenían largas cabelleras teñidas. Otras épocas.

Con la idea de instalarse en la parte más oscura de una oscura y aguerrida banda de trash metal es que los pibes ingresaron al Instituto Universitario Patagónico de Artes (IUPA). Aprender a hacer tronar los platillos lo significaba todo. “Queríamos ser bateristas, todos; es lo que generalmente pasa con los estudiantes”, dice el hoy profesor de la institución, Javier Navarrete, que de metalero ya no tiene demasiado.

Conforman hoy el cuerpo docente de la carrera de percusión del IUPA: Fabián Poblete (coordinador), Jerónimo Molina, Lisandro Parada y Javier Navarrete.

Los cuatro también integran el destacado Ensamble de Percusión de la Fundación Cultural Patagonia que se presenta en este X Festival de Percusión Internacional. En cierto modo, ellos también cumplen diez años. Una década de aprendizaje durante la que fueron absorbiendo las enseñanzas de Ángel Frette, director artístico del festival, y las experiencias interpretativas que les ofreció el Ensamble.

Para quienes no lo sepan aún, el Ensamble es uno de los grupos de percusión más destacados y originales que se puedan escuchar en la Patagonia y seguramente en el país. Con conocimiento de causa y no poca osadía se atreven a obras que requieren de una versatilidad que hubiera divertido largamente a Björk, de vivir Björk en este fin del mundo y no en el otro: Islandia.

Son gente humilde. Son tipos mansos. De padres dueños de talleres mecánicos, obreros, empleados y que, contra toda convención, apostaron por ellos.

–Cuando partieron eran chicos. ¿Qué opinaban sus padres de este camino?

–Parada: Nos apoyaban, venían a vernos.

–Poblete: ¡Aunque nosotros mismos no entendiéramos demasiado lo que estábamos tocando!

–¿Cómo es el proceso de querer tocar la batería hasta llegar a la marimba?

–Poblete: Es un proceso que tiene que ver con el aprendizaje de las posibilidades de la música y de este instrumento.

–Navarrete: Todo instrumento tiene su complejidad, pero nosotros ignorábamos que íbamos a sentirnos tan interesados por la marimba.

–También ha habido un proceso de educación muy amplio en sus vidas…

–Poblete: Al principio no entendíamos la música que salía del instrumento. En los primeros años no entendíamos lo que traían los profesores de afuera. Pero con el tiempo fuimos ganando conocimiento. Ángel Frette es el gran responsable de que aquí se viviera un gran cambio.

–Molina: Muchos venimos de hogares humildes. Y mantenemos esa humildad en nuestro trabajo ahora que sabemos muchas más cosas que cuando éramos unos pibes con ganas de tocar en una banda de rock.

–Navarrete: A veces en mi familia me miran extraño. Mi cuñado el otro día se sorprendía porque estaba armando un instrumento: “el rugido del toro”, que usamos con Tsukagoshi. También se reían porque andaba detrás de tubo de PVC para lograr otro efecto sonoro. (Risas)

–Poblete: Una de las cosas más bellas es observar cómo los alumnos se transforman en músicos y uno, convertido en docente, puede observar ese camino. Pasamos de no saber nada a ser capaces de comprender lo que dicen las obras y así ampliar nuestro rango de estilo. Y viajar. Son muchas cosas en un plazo corto, en realidad.

Los exaspirantes a bateristas, convertidos ahora en integrantes del Ensamble.

X festival internacional de percusión de fundación cultural patagonia

Claudio Andrade

candrade@rionegro.com.ar


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