“El legado más grande que nos dejó don Felipe: esta provincia y esta identidad”

Felipe Sapag nació en Zapala el 14 de febrero de 1917, hijo de Cannan Sapag y Nazira Jalil, inmigrantes libaneses que se instalaron en esa ciudad de la provincia en el año 1913. Debió abandonar sus estudios a causa de la crítica situación económica, pero esta limitación no fue en forma alguna un impedimento para su incansable vocación de servicio. Fue así que, junto a sus hermanos Elías, Amado y José, los hijos varones de la familia, se trasladó a Cutral Co conformando allí una sociedad comercial que creció al influjo de la actividad petrolera que se desarrollaba en esa zona neuquina. Pero también empezó a crecer la figura del hombre y sus convicciones. Felipe Sapag fue fundador de la Cooperativa Eléctrica de Cutral Co, del club deportivo de la localidad, que se denominó Centro Cultural y Deportivo Cutral Co, y de cuanta organización comunitaria se puso en marcha por aquellos tiempos. Es anecdótico el hecho de que, teniendo solamente veinte años de edad y soltero, fuera presidente de la Cooperadora Escolar de la Escuela 119 y en 1952 asumiera el cargo de intendente de Cutral Co, hito con el cual comenzó formalmente la brillante carrera que lo llevó a ser uno de los políticos reconocidos en el país por su trayectoria y su obra de gobierno. De raíces netamente peronistas, el 4 de junio de 1961 fundó el Movimiento Popular Neuquino y, entre los años 1963 y el 11 de diciembre de 1999, fue gobernador de la provincia del Neuquén en cinco períodos: tres de ellos interrumpidos por gobiernos militares, uno como interventor y dos en los que cumplió el mandato. Pero el legado más grande que nos ha entregado “don Felipe” es esta provincia y esta identidad que tanto nos enorgullecen. A él lo tocó en suerte decidir los destinos de Neuquén, diseñar los sistemas de salud, educación, seguridad, justicia; él debió definir el crecimiento económico de la provincia sobre la base de la explotación de la minería, el gas, el petróleo, la forestación, la energía hidroeléctrica y el turismo; fue él quien debió construir la infraestructura necesaria para el desarrollo, las redes de caminos y servicios; fue “don Felipe” quien luchó por promover el poblamiento de esta provincia a través de intensas políticas sociales de empleo y vivienda; fue Felipe Sapag quien le imprimió a todo esto los valores de la justicia social, la independencia económica, la soberanía política, el federalismo y otras muchas banderas que supo defender en incontables oportunidades de los gobiernos nacionales. Y también fue Felipe Sapag quien debió perder dos hijos en manos de la dictadura militar, por no doblegar sus convicciones, por no traicionar sus valores, por no ceder a la opresión. La ciudad de Neuquén lo distinguió con el nombramiento de vecino ilustre como homenaje a su obra y a su ejemplo de vida. Pero la acepción de “ilustre” guarda, además de una expresión de estética semántica, la comprensión más amplia que sea posible del motivo o causa del reconocimiento, siendo éste su origen distinguido. “Hay un exceso de generosidad”, dijo Felipe Sapag con enorme humildad al ser declarado vecino ilustre de la ciudad de Neuquén. “Es todo un honor que un partido al que nunca le hemos dejado ganar el gobierno de la provincia le rinda homenaje a un adversario”, dijo haciendo alarde de un fresco y chispeante humor ante este homenaje que fuera impulsado por el partido radical y continuó diciendo: “Me doy cuenta de que san Pedro me está haciendo una señita, pero le dije que espere un poquito… sólo un poquito, porque también quiero ir a encontrarme allá con mis hijos. Desarrollen el interior que lo han dejado olvidado desde hace más de diez años”. Adrián Barros DNI 21.807.241 Neuquén


Felipe Sapag nació en Zapala el 14 de febrero de 1917, hijo de Cannan Sapag y Nazira Jalil, inmigrantes libaneses que se instalaron en esa ciudad de la provincia en el año 1913. Debió abandonar sus estudios a causa de la crítica situación económica, pero esta limitación no fue en forma alguna un impedimento para su incansable vocación de servicio. Fue así que, junto a sus hermanos Elías, Amado y José, los hijos varones de la familia, se trasladó a Cutral Co conformando allí una sociedad comercial que creció al influjo de la actividad petrolera que se desarrollaba en esa zona neuquina. Pero también empezó a crecer la figura del hombre y sus convicciones. Felipe Sapag fue fundador de la Cooperativa Eléctrica de Cutral Co, del club deportivo de la localidad, que se denominó Centro Cultural y Deportivo Cutral Co, y de cuanta organización comunitaria se puso en marcha por aquellos tiempos. Es anecdótico el hecho de que, teniendo solamente veinte años de edad y soltero, fuera presidente de la Cooperadora Escolar de la Escuela 119 y en 1952 asumiera el cargo de intendente de Cutral Co, hito con el cual comenzó formalmente la brillante carrera que lo llevó a ser uno de los políticos reconocidos en el país por su trayectoria y su obra de gobierno. De raíces netamente peronistas, el 4 de junio de 1961 fundó el Movimiento Popular Neuquino y, entre los años 1963 y el 11 de diciembre de 1999, fue gobernador de la provincia del Neuquén en cinco períodos: tres de ellos interrumpidos por gobiernos militares, uno como interventor y dos en los que cumplió el mandato. Pero el legado más grande que nos ha entregado “don Felipe” es esta provincia y esta identidad que tanto nos enorgullecen. A él lo tocó en suerte decidir los destinos de Neuquén, diseñar los sistemas de salud, educación, seguridad, justicia; él debió definir el crecimiento económico de la provincia sobre la base de la explotación de la minería, el gas, el petróleo, la forestación, la energía hidroeléctrica y el turismo; fue él quien debió construir la infraestructura necesaria para el desarrollo, las redes de caminos y servicios; fue “don Felipe” quien luchó por promover el poblamiento de esta provincia a través de intensas políticas sociales de empleo y vivienda; fue Felipe Sapag quien le imprimió a todo esto los valores de la justicia social, la independencia económica, la soberanía política, el federalismo y otras muchas banderas que supo defender en incontables oportunidades de los gobiernos nacionales. Y también fue Felipe Sapag quien debió perder dos hijos en manos de la dictadura militar, por no doblegar sus convicciones, por no traicionar sus valores, por no ceder a la opresión. La ciudad de Neuquén lo distinguió con el nombramiento de vecino ilustre como homenaje a su obra y a su ejemplo de vida. Pero la acepción de “ilustre” guarda, además de una expresión de estética semántica, la comprensión más amplia que sea posible del motivo o causa del reconocimiento, siendo éste su origen distinguido. “Hay un exceso de generosidad”, dijo Felipe Sapag con enorme humildad al ser declarado vecino ilustre de la ciudad de Neuquén. “Es todo un honor que un partido al que nunca le hemos dejado ganar el gobierno de la provincia le rinda homenaje a un adversario”, dijo haciendo alarde de un fresco y chispeante humor ante este homenaje que fuera impulsado por el partido radical y continuó diciendo: “Me doy cuenta de que san Pedro me está haciendo una señita, pero le dije que espere un poquito... sólo un poquito, porque también quiero ir a encontrarme allá con mis hijos. Desarrollen el interior que lo han dejado olvidado desde hace más de diez años”. Adrián Barros DNI 21.807.241 Neuquén

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