El limbo

Redacción

Por Redacción

Fernando Bravo rionegro@smandes.com.ar

Resulta cuando menos embarazoso comportarse como un crítico despiadado de la partidocracia tradicional, y a la primera de cambio reproducir sus prácticas con desparpajo. O con intencionada ambigüedad… El despechado candidato a la intendencia municipal de San Martín de los Andes por el Une, Segundo Andrade, calificó de “papelón” la decisión de la conducción provincial del partido de retirar el apoyo a su postulación, que había sido resuelta en asamblea de afiliados. Como casi todos los partidos locales hasta aquel fatídico siete de julio, cuando la intendenta Luz Sapag (MPN) perdió la vida en accidente de tránsito, el Une estaba trabajando en una construcción política -acaso frentista- de cara a las elecciones de 2011. Pero la tragedia obligó a todos los partidos a resolver la inconveniencia de apurar los tiempos, ya no para gobernar desde el 2011, sino para completar el período actual por 14 meses, yendo a las urnas este 26 de setiembre. El Une, fuerza alimentada desde el sindicalismo de ATE y CTA, remoloneó para pronunciarse. Cuando ya estaban en carrera los otros candidatos, las huestes del Une aún discutían si ir por las propias o conformar entente con Libres del Sur o el peronismo kirchnerista. Resultó notorio, por otra parte, que los más conspicuos dirigentes mantuvieran un perfil bajo sobre el asunto. Pero puesta a definir, la conducción local del Une llamó a una asamblea, en la que se lanzó una terna de candidatos a la intendencia y de la que finalmente salió ungido Andrade, hombre de ATE en el municipio. Alguien podría ensayar con liviandad ese cruel chiste, que alude a que ciertos partidos pueden hacer sus asambleas en una cabina telefónica, pero no es el caso. El Une tiene un caudal modesto si se miran las afiliaciones en San Martín, pero ha dado muestras de fortaleza electoral, al punto que en los últimos dos comicios logró alcanzar una banca. Eso implica mover la “aguja” del sistema D’Hont, que no es poco en una ciudad de más de 20.000 electores. En consecuencia, ya con la legitimidad de la asamblea, el candidato hizo la presentación ante la junta electoral municipal, pero desde ese tribunal se le informó que también debía exhibir un aval explícito de la conducción provincial del Une. Hubo entonces una reunión en Neuquén y entre los máximos pliegues partidarios se cayó en la cuenta, vaya a saber por qué, que en San Martín no era conveniente presentar candidato. Sin embargo, nadie desde los más altos cargos dijo esta boca es mía, como si hubiese un acuerdo tácito para dejarlo a Andrade en soledad, haciendo mutis por el foro. Lo que sí hubo fue una comunicación telefónica con la junta electoral, anticipando que esa instancia partidaria no avalaría la postulación de Andrade. Claro que para eso se necesita más que una llamada: debe haber una presentación por escrito, y al menos hasta el cierre de esta columna no había llegado a las autoridades del comicio. La postulación de Andrade entró así en un curioso limbo, tanto como lo ha hecho el propio Une en esta ciudad, porque los votantes pueden sentirse ahora enojosamente confundidos: ¿El Une tiene candidato o no lo tiene? ¿Apoyará a otro fuerza o se declarará prescindente? ¿Las asambleas del partido en esta ciudad no son soberanas? ¿Los popes provinciales tienen potestades para hacer o deshacer, ignorando el deseo de los afiliados? ¿Es la conducción local la que ignoró a sus referentes provinciales? ¿Qué pasa en el Une?

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