El maleficio se perpetúa

13, número de mala suerte y cantidad de partidos a los que llegó Cipo sin victorias. Ayer, 0-0 con Santamarina.

Suena casi inverosímil, pero la última vez que ganó Cipolletti fue en octubre de 2010. Ayer se filmó otra escena en esta película de terror del Albinegro, que igualó 0-0 con Santamarina de local y estiró el maleficio a 13 cotejos sin conocer la victoria.

Cipolletti fue en los primeros 45 minutos el mismo equipo dubitativo y carente de profundidad que anduvo sin rumbo en las últimas fechas de la competencia. Escasa coordinación en defensa, poca movilidad en el mediocampo, casi nada de peligrosidad en el ataque describieron de pies a cabeza a un Albinegro que en esa etapa apenas creó un par de chances.

La única buena para el conjunto local fue que en frente se paró un rival con más limitaciones que las propias. El resultado de eso fue un primer tiempo que se resume en una palabra: bodrio.

Sólo Orlando Porra y Gerardo Solana mostraron cierto sapiencia para manejar el balón, mientras Mario Ávila se mostró movedizo pero errático. Todos los demás estuvieron desprovistos de confianza para intentar revertir una situación atípica y gris.

Sí tuvo una chispa de “agresividad” Manuel Berra sobre los 41, cuando encaró con pelota dominada y sacudió con un zapatazo que generó el primer ‘uh’ de la tarde porque Diego Fernández puso mal las manos y la pelota pegó en uno de los palos y se fue al córner. Antes Diego Bucci, de lo más correcto de la visita, también disparó un par de veces pero sin peligro para Raúl Ruiz.

En la segunda parte se dio la lógica: Cipolletti asumió el protagonismo y Santamarina se paró de contra. Lo mejor del equipo de Lorenzo Frutos apareció desde el banco, sobre todo cuando saltó a escena Maximilano Raffú. El pibe, parado en una de las bandas y con apenas un puñado del partido, entendió las necesidades del equipo y siempre intentó quebrar a la defensa rival. Lo hizo apenas un minuto después de ingresar y exigió al arquero Fernández.

El partido se volvió intenso y más abierto. Ruiz le ganó un mano a mano a Jonathan Páez después de una contra y el local contestó cuando Berra bajó un centro y Ávila tiró el balón por arriba del travesaño. A los 30 todos gritaron gol pero el Negro Muñoz estaba en off side, luego Chironi sacudió desde afuera y la redonda se fue cerca, pero Cipo casi lo pierde en el final, a los 43, cuando Juan Gáspari se lo perdió solo.


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