El Maracaná recuperó el habla en el final
En medio de ese mar de «torcederos» parecía una pequeña ola de brazos en alto. Pero a medida que el reloj avanzaba, esas 2000 gargantas «xeneizes» se transformaron en una intensa marea que gobernó el Maracaná hasta que el «Flu» halló el inmerecido triunfo.
Los hinchas de Boca ingresaron por la puerta 13 y escoltados por la Guardia de Seguridad. Fueron unos 2000 los argentinos, que estuvieron acompañados por fanáticos del Flamenco, el eterno adversario del «Flu».
Nada menos que 80 mil personas inundaron cada uno de los rincones del legendario estadio carioca, que estuvo vestido con todo tipo de banderas, como aquella donde se leyó la leyenda Río 2016 y, en caracteres más chicos, «ciudad candidata», en apoyo a la postulación de la ciudad para los Juegos Olímpicos de ese año.
Los corazones visitantes, sobre todo en el banco de Boca, se intranquilizaron cuando apenas iniciado el segundo tiempo un grupo de «Xeneizes» se enfrentó con los duros policías brasileños. La batalla campal duró varios minutos y despertó una enorme preocupación.
Uno de los más desesperados fue Carlos Ischia porque, según se dijo, sus hijos estaban en la tribuna.
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