El Obelisco fue de nuevo el epicentro del festejo

Miles de partidarios de la Alianza celebraron durante largas horas. La mayor emoción se vivió cuando llegaron De la Rúa y Alvarez.

BUENOS AIRES (DyN) – Fernando de la Rúa y Carlos «Chacho» Alvarez tuvieron su festejo anoche con la gente durante un acto que se realizó en el Obelisco, testigo de innumerables episodios políticos y deportivos.

«Me han elegido para conducir el cambio, para terminar de una vez con la corrupción. Se acaba la impunidad; el que las hace las paga», fue quizás, uno de los conceptos más duros que dirigió De la Rúa a los seguidores de la coalición que se acercaron al epicentro porteño.

Automáticamente, los fieles aliancistas comenzaron la inauguración de unos de sus cánticos predilectos: «Voto, voto, voto, Menem a Devoto», ante la mirada indiferente de una importante fuerza policial.

Ante ese marco, el jefe radical hizo una somera descripción del país que recibía al manifestar que era «conciente de las dificultades que deja este tiempo, con un altísimo índice de desempleo y millones de familias en condición de pobreza, los reclamos de nuestros maestros y la situación de nuestros jubilados».

La fórmula presidencial electa se había trasladado en el «chupetemóvil» y a paso lento por la gran cantidad de gente, hasta la intersección de las avenidas Corrientes y 9 de Julio. A diferencia de la última vez que un dirigente de la UCR fue elegido presidente -Raúl Alfonsín en 1983- en esta oportunidad no abundaban las boinas blancas, sino que para no incurrir en diferencias partidarias, se optó por los colores patrios.

De la Rúa y Alvarez, observaban con alegría -y con visible cansancio, sobre todo el radical- las banderas argentinas que los iban flanqueando a lo largo del camino que unió el trayecto.

Una vez allí, «Chacho» Alvarez inició su discurso pidiendo «disculpas» a aquellos que «no nos van a poder ver» porque en ese momento se encontraban a una gran distancia del Chupetemóvil».

El vicepresidente electo destacó a «este maravilloso pueblo argentino que ha protagonizado una jornada histórica hoy» y en ese sentido instó a «empezar el nuevo milenio con un presidente honesto como Fernando De la Rúa».

Sosteniendo banderas que versaban «De la Rúa Presidente», rojas y blancas, que se entremezclaban con otras del Frente Grande y del Frepaso, todos los manifestantes cantaban la ya tradicional «y ya lo ve, y ya lo ve, es para Duhalde que lo mira por TV».

Para ese entonces, los vendedores ambulantes «hacían su agosto» vendiendo gorros de Ríver a los seguidores radicales, y como novedad, cintitas con los colores argentinos que sostenían un chupete, tal cual el apodo con que se le conoce a De la Rúa.

En ese contexto y con la ayuda de un «machete», De la Rúa agradecía «la confianza que nos han brindado», y se animaba a saludar «a los que nos han votado y a los que no nos han votado. A partir de hoy seremos un país grande. La Argentina será un país mas justo porque habrá una sola ley para todos. Y a los mas humildes, la Argentina será un país mas solidario», afirmó.

Cavallo fue el perdedor más contento

Domingo Cavallo era anoche el perdedor más feliz de las elecciones presidenciales.

No es para menos. En algunos lugares hizo una buena performance. Lo grafica el porcentaje en Capital Federal donde logró el 16,2%, mientras que en Tierra del Fuego reunió el 19,13%

El ex ministro de Economía deberá olvidarse por un rato de la presidencia, pero su partido Acción por la República obtuvo más del 11% de los votos en la primera elección en la que compite. El resultado lo convierte en vital aliado para quien sea, la Alianza o el PJ, que tras una década en el poder volverá a pedalear del lado de la oposición.

Por eso, pese a su tercer puesto, el ex superministro de Economía sonreía. «Es más de lo que esperábamos», admitió anoche, poco antes de que Fernando de la Rúa, de la Alianza, se declarara ganador de la contienda.

«Siempre se decía que se iba a producir una polarización… y sin embargo perseveramos como una fuerza independiente», añadió. El resultado «nos satisface plenamente», dijo.

De la Rúa ganó pero igual necesitará políticamente del él y Cavallo lo sabe.

«El criterio será contribuir al buen gobierno», indicó.

«Cuando veamos que las iniciativas avanzan en la solución de los problemas las vamos a apoyar. Cuando creamos que agravan la situación nos vamos a poner en contra», advirtió. «No para obstruir, sino para evitar que cometan errores».

A caballo de la convertibilidad, que acabó con la inflación y que los argentinos todavía recuerdan quizás como el mayor logro de una década peronista, Cavallo conquistó a uno de cada 10 votantes.


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