El obsesivo descanso del «Loco» Bielsa

El técnico argentino de la selección chilena, Marcelo Bielsa, viajó a la sureña ciudad de Punta Arenas para cumplir con la agenda de charlas sobre liderazgo. Sus seguidores pagan hasta 550 dólares para escuchar sus reflexiones.

El técnico argentino de la selección chilena, Marcelo Bielsa, es un tipo peculiar, algo alejado de la vida social y obsesivo hasta en los momentos de descanso con su gran pasión: el fútbol.  El «Loco» abandonó la habitación del centro de entrenamiento del seleccionado chileno y viajó a la sureña ciudad de Punta Arenas.  ¿Por placer? Al contrario, para cumplir con la agenda de charlas sobre liderazgo que imparte.

Se trata de un compromiso que adquirió por contrato y que Marcelo Bielsa cumple sin mayores problemas, admirándose del cariño y respeto que le manifiestan en esas ocasiones.  «Los jugadores miran lo que se ha hecho previamente. Y encuentran éxitos y te respetan», aseguró Bielsa ante cientos de espectadores que pagaron hasta 550 dólares por escuchar sus reflexiones.  

Pero el técnico ganó ese respeto también más allá de las esferas futbolísticas, ya que se convirtió en ídolo al imprimirle una nueva cara al juego chileno y ayudó a quitar el temor de la hinchada a la hora de enfrentar a potencias sudamericanas como Brasil o Argentina.  

Por primera vez desde 1962, los chilenos y sus seleccionados sueñan con ganar un Mundial de fútbol, entusiasmados por el trabajo de Bielsa.  

Sin embargo, una de las capacidades del ex técnico de Newell's Old Boys es no ahogarse en el exitismo, cosa que aprendió de la peor manera con la frustración mundialista de la «albiceleste» en el mundial de Corea-Japón 2002.  «No creo que Chile llegue con afirmaciones de ser candidato ni nada por el estilo. Llegamos al Mundial con una clasificación trajinada y difícil. No fuimos especialmente mejores que equipos que terminaron por debajo nuestro», dijo para poner los pies en la tierra.  

Debido a esa cautela, Bielsa no puede dejar de pensar en su trabajo, ni siquiera cuando aprovecha la estadía en el sur de Chile para conocer la geografía junto a su esposa, Laura Bracalenti, y a su hija, Inés.  

Desde la zona austral extrema, de parajes azotados por el viento y las bajas temperaturas llegaron las órdenes del «Loco» para continuar con el camino de Chile al Mundial.  Para cumplir con los mandatos de Bielsa está su mano derecha, el preparador físico de «la Roja», Luis María Bonini, quien tiene listos los videos de las selecciones de Honduras, Suiza y España, rivales en la primera ronda de Sudáfrica 2010.  

Además, Bonini viajó a Europa a seguir de cerca a los seleccionados chilenos en el extranjero y registrar el momento que pasan en sus respectivos equipos.  El argentino ya se reunió con el volante del Sporting de Lisboa, Matías Fernández, ya que inquieta la irregularidad del jugador, donde sólo ha jugado cuatro partidos completos en la liga portuguesa.  

Así, Bielsa no desconecta su cabeza del trabajo y profundiza la relación que ha creado con sus jugadores. Reconoce que la disciplina es importante, pero también «que si alguien se va de la concentración, vale la pena hablar con esa persona».  

No parece que la obsesión y el estudio vayan a desaparecer de los planes de Marcelo Bielsa. Después de tres años alejado de las canchas, el técnico volvió más cauto y exigente que nunca para evitar de todas las formas posibles una de las cosas que más teme: el fracaso.

 

 

 

 


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