El ocaso de la era del petróleo

por Eduardo Basz, especial para "Río Negro"

Varios acontecimientos recientes, tales como los persistentes altos precios de la gasolina, avisos sin precedentes de la Secretaría de Energía de los Estados Unidos y de las grandes compañías petroleras, la breve pretensión de China continental de adquirir American Unocal Corporation, sugieren que estamos a punto de entrar en el crepúsculo de la era petrolera , una época de escasez crónica de energía y estancamiento económico, así como de constantes crisis y conflictos. El petróleo no desaparecerá durante este período, todavía estará disponible en la estación de servicio más próxima para aquellos que lo puedan pagar, pero no será barato ni abundante como lo ha sido durante los últimos 30 años. La cultura y el estilo de vida que asociamos con los buenos tiempos de la era del petróleo: coches grandes que comen nafta, barrios caros alejados del centro, vacaciones conduciendo a través de rutas interminables, dejarán espacio para un modelo de vida más sobrio basado en una rigurosa dieta de combustible. Mientras que los norteamericanos seguirán consumiendo una proporción diaria mucho más alta que el resto de los seres humanos, tendrán que competir con más fuerza con los consumidores de otros países, incluido China y la India, para tener acceso al cada vez más escaso suministro.

El concepto de «ocaso» del petróleo deriva de lo que se conoce respecto de la ecuación de la oferta y la demanda mundial. Los expertos en energía hace mucho tiempo que han reconocido que la producción mundial de petróleo llegará algún día a un momento máximo (o «pico») de producción diaria, seguido de una caída cada vez más brusca de suministro. Pero, mientras el concepto básico de «pico de producción» ha ganado una sustancial aceptación mundial, todavía existe mucha confusión sobre su carácter real. Hay gente que expresa familiaridad con tal idea y tiende a ver ese pico como un marcado pináculo, con una producción mundial creciendo hasta una cumbre un mes, cayendo bruscamente al siguiente. Y si volvemos la vista atrás cien años, las cosas pueden parecer de esta manera. Pero quienes vivimos ese momento de la historia experimentaremos ese pico de producción como algo más parecido a una meseta rocosa, un amplio lapso, quizás varias décadas durante las cuales la producción de petróleo mundial permanecerá a los mismos o parecidos niveles actuales, pero que no logrará conseguir la elevada producción estimada necesaria para satisfacer las futuras demandas mundiales. Los resultados serán altos precios permanentes, intensa competencia mundial por los yacimientos disponibles, y escasez periódica causada por tensiones políticas y sociales en los países productores

El ocaso de la era del petróleo es muy probable que se caracterice por una creciente politización del control del petróleo y el constante uso de la fuerza militar para garantizar los suministros disponibles. Esto es así porque el petróleo, entre todas las materias primas comerciales, es considerado como un material estratégico; algo tan vital para el bienestar de la economía de una nación que el uso de la fuerza para asegurar su disponibilidad es justificado. Que las naciones estén preparadas a ir a la guerra por el petróleo no es un fenómeno exactamente nuevo.

Esta nueva era no comenzará con un único incidente bien definido, sino más bien con una serie de acontecimientos que sugerirán la transición de un período de relativa abundancia a otro de perpetua escasez. Estos acontecimientos tomarán una forma tanto política como económica: por una parte, el aumento de los precios de la energía y suministros contratados, y por otra parte, más crisis diplomáticas y fuerza militar. Recientemente hemos sido testigos de significativos ejemplos de ambas.

En el aspecto económico, las se

ñales más importantes vinieron del creciente aumento del precio del crudo y los avisos de la disminución de la producción en un futuro. El barril de crudo cuesta ahora un poco más de 60 dólares, aproximadamente el doble de lo que costaba hace un año, y muchos expertos creen que el precio subirá mucho más si la situación del suministro continua deteriorándose. «Hemos entrado en una nueva era de los precios del petróleo», dijo el experto en energía Daniel Yergin en una entrevista en abril para Time Magazine. Si los mercados permanecen tan ajustados como en la actualidad, «veremos mucha más volatilidad, y podremos ver subir los precios hasta 65 o más dólares.»

Los analistas en Goldman Sachs son incluso más pesimistas, sugieren que el petróleo puede llegar a un precio de hasta 105 dólares el barril en un futuro cercano. «Creemos que el mercado del petróleo ha entrado en las primeras etapas de lo que llamamos el período de 'super-pico', informaron en abril, con precios elevados manteniéndose por un lapso de varios años.

Hasta hace poco se consideraba una herejía que directivos de la industria petrolera o equipos gubernamentales como el Departamento de Energía de EE. UU. reconocieran la posibilidad de una reducción a corto plazo de suministros de petróleo. Pero varios acontecimientos recientes señalan la ruptura del consenso dominante.

* El 8 de julio, el secretario de Energía, Samuel Bodman, dijo a reporteros del diario Christian Science Monitor que la era del petróleo barato y abundante podía haber terminado. «Por primera vez en mi vida», declaró, los principales suministradores de petróleo como Arabia Saudita «están justo en el límite» en su habilidad de satisfacer la creciente demanda mundial de energía. A pesar del gran aumento en la demanda internacional, apuntó Bodman, los más importantes productores del mundo no son capaces de aumentar sustancialmente su producción, y por esto deberíamos esperar una tendencia al alza en los precios de las gasolinas. «Estamos ante una nueva situación», declaró. «Es muy probable que por lo menos en un corto plazo tendremos que enfrentarnos a un régimen de precios diferente al que hemos visto hasta ahora.»

* Una semana más tarde, el gigante petrolero Chevron presentó un anuncio en el «New York Times», el «Wall Street Journal» y otras publicaciones importantes para señalar su preocupación por el inminente apuro energético. «Una cosa es clara» decía el anuncio, «la era del petróleo fácil ha terminado». Esto fue una admisión extraordinaria hecha por una importante compañía petrolera. El anuncio seguía diciendo «que muchos de los pozos de gas y de petróleo del mundo han madurado» y que «nuevos descubrimientos de energía están ocurriendo en lugares donde es difícil la extracción, físicamente, económicamente e incluso políticamente.» Igual de revelador, el anuncio apuntaba a que el mundo consumirá aproximadamente un trillón de barriles durante los próximos 30 años, tanto petróleo sin explotar como el que se cree que yace en las reservas mundiales conocidas y «probadas».

No se puede predecir en este momento que experimentemos o no estas condiciones precisas, lo que es incontestable es que una reducción de la producción mundial de petróleo producirá cada vez más acontecimientos graves y, en un mundo más tenso y desesperado, casi con certeza existirá la amenaza de guerras por recursos de todo tipo . Esta no será una situación temporal de la que esperamos recuperarnos rápidamente. Será un estado de cosas semipermanentes.

Por supuesto, la producción mundial de petróleo no estará simplemente estancada sino que comenzará un declive gradual e irreversible que conducirá al fin de la era del petróleo. Lo difícil y peligroso que pueda resultar esta nueva época, y lo rápido que llegará su fin dependerá en un factor clave: la rapidez con la que empecemos a reducir nuestra dependencia en el petróleo como principal fuente de energía y comencemos la transición hacia combustibles alternativos. Esta transición no se puede evitar y llegará, estemos preparados para ello o no. La única manera que tenemos de evitar sus consecuencias más dolorosas es empezar urgentemente a poner los cimientos de una economía pospetróleo.


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