El «otro» arreglo es el más difícil
Cuando el presidente de Boca puso en evidencia a través de un «dossier» enviado a un diario deportivo lo que ganaba Juan Román Riquelme en Boca -el jugador pretendía una mejora en su contrato- la relación personal entre ellos cayó abruptamente.
Ocurrió en el Clausura 2001 y desde allí nada fue igual entre ellos. Ahora, ante la necesidad de Miguel Angel Russo de contar con un enganche, las viejas diferencias estarían superadas. Al menos, para Mauricio Macri.
No así, tal vez, para el 10 nacido en pleno Mundial 78, en la zona de San Fernando, en el gran Buenos Aires. Eso es, al menos, lo que allegados al talentoso jugador que se iniciara en el club Parque de la Capital Federal han deslizado en las últimas horas.
Hace 10 días, Macri dio el primer paso para la búsqueda «de un acercamiento» y dejó un mensaje en el contestador automático del enigmático jugador que no alcanzo brillo en el Mundial.
Sin embargo, en la madrugada de ayer hubo un contacto y el «clásico 10», que además es ídolo, se acerca a Boca.
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