El país se agitó y se vistió de azul y oro
El Obelisco fue el punto de reunión de miles de aficionados.
BUENOS AIRES (DyN) – Un impresionante aluvión de hinchas de Boca confluyó a pocos minutos de terminado el partido en el Obelisco para celebrar la nueva conquista de la Copa Intercontinental del equipo dirigido por el ultra exitoso entrenador Carlos Bianchi.
Más de cinco mil enfervorizados simpatizantes del campeón rodearon al monumento emblemático de Buenos Aires, epicentro de todos los festejos de porteños y bonaerenses.
A pie, a bordo de trenes, subtes, colectivos, bicicletas, motos y autos, muchos desvencijados y unos pocos lujosos, los fieles de la grey boquense emprendieron la incesante marcha triunfal hacia la Plaza de la República apenas concluyó en Japón la definición desde el punto del penal del crucial partido.
Centenares viajaron en micros que semejaron a cocteleras por el movimiento en su interior. Acaso, muchos más descendieron en las estaciones terminales de los diferentes ferrocarriles. Once, Retiro y Constitución fueron los puntos neurálgicos al principio de la jubilosa caminata. Los que provenían del Sur del Gran Buenos Aires se dirigieron hacia la «Bombonera» pero como el estadio estaba cerrado la caravana continuó hacia el Obelisco, aislado del resto de la metrópoli ya que en las avenidas más transitadas fue interrumpido el tránsito.
Casi todos enfundados en la camiseta azul y oro, empuñando banderas, con gorritos o cualquier estandarte con los distintivos xeneizes, exteriorizaron su inmensa felicidad.
Tenía puesta la de River y la pasó mal
CIPOLLETTI (AC) – No tuvo consecuencias más graves de casualidad. Un policía de la División Judicial decidió pasar por el centro de la ciudad al mando de un patrullero y vestido con una camiseta de River, justo cuando los hinchas de Boca festejaban el triunfo en Japón. La evidente e inentendible provocación despertó la ira de los manifestantes, que a patadas rom- pieron las ópticas del vehículo.
El festejo del millar de hinchas de Boca se había concentrado en una de las esquinas de la plaza San Martín, pasadas las 10,15 de la mañana la columna comenzó a caminar por Roca hacia oeste, dobló por Belgrano y al llegar a Yrigoyen se topó con la patrulla, cuya patente es DMD779.
Fue entonces que se inició el ataque a la patrulla. Los desprevenidos no entendían el por qué de la agresión hasta que se dieron cuenta de que dentro del auto había al menos dos policías de uniforme y otro, al mando del vehículo, con la camiseta de River puesta.
La patrulla dio marcha atrás en contramano por Roca, llegó hasta 25 de Mayo y se perdió.
A la hora que ocurrió eso, en los festejos había mayoritariamente gente de clase media, familias con chiquitos.
Nota asociada:
Una batalla épica que quedará en la historia
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