El pan horneado al calor solidario

Dan y reciben ayuda desde el barrio San Lorenzo

“luchando por el oeste”

“Yo la viví, perdí un embarazo de cuatro meses porque no tenía leña y hachando para que los otros dos nenes no tengan frío, en un hachazo se me desprendió el embarazo. Eso te da fuerzas. Fui a buscar la comida a comedores, llegaba y a veces no alcanzaba, y me volvía con el tupper vacío”. Ese fue el motivo por el que Rosana Contreras, presidenta de la asociación civil “Luchando por el Oeste”, decidió conformar una organización para ayudar a la gente del sector más empobrecido de la ciudad.

“Luchando por el Oeste” está ubicada sobre calle Doctor Ramón al 5165, en pleno barrio San Lorenzo, casi frente a la famosa cancha de fútbol. Reparte por día entre 190 y 220 viandas, brinda talleres de carpintería y cerámica, y en el verano esperan poder implementar una huerta.

Comenzó a funcionar hace unos ocho años, pero la personería jurídica les llegó recién en 2008. El objetivo inicial que se mantiene es el de brindar ayuda a la comunidad. “Por eso el nombre, porque el Oeste es una lucha día a día, es donde más se radica la pobreza”, comenta.

Durante los primeros años, unas 49 familias retiraban su comida. “Damos la vianda para que coman en familia; si no el chico come separado de sus padres”, aclara. Hoy hay un total de 217 beneficiarios. El orgullo para esta mujer es poder devolver la ayuda que en algún momento recibió y colaborar para que madres y niños tengan su plato de comida. “Empezamos en una cocinita, el depósito era la pieza de los nenes. Ellos, apretaditos en medio de la mercadería. Los chicos tenían que buscar sal y no podían porque mis hijos estaban durmiendo, era incómodo para las dos partes. Pedí a Desarrollo Social, nos costó lágrimas y nos dieron ladrillos, las chapas y una puerta y así construimos el depósito”, recuerda Contreras. Trabajan a pulmón, reciben donaciones y hacen empanadas o canelones para costear los gastos.

Contacto: 4450588

trabajadores

La ardua tarea de preparar a diario dos centenares de viandas se completa con el dictado de talleres de carpintería y cerámica. Para el verano quieren empezar una huerta.

Las mejoras salen de sus manos.

Lamentan la falta de un vehículo.


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