El Papa arremetió contra el aborto y defendió la familia tradicional

Dijo que la Iglesia promueve “el orden natural en la institución familiar”. Protestas en contra.

AP

El pontífice recibe el saludo del rey Juan Carlos de España durante la misa celebrada ayer en Barcelona.

BARCELONA, España (AFP) – Benedicto XVI arremetió ayer en España contra el aborto y defendió a la familia tradicional, oponiéndose a dos leyes estrella del gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero, mientras militantes homosexuales protestaban besándose a su paso en Barcelona.

“La Iglesia se opone a todas las formas de negación de la vida humana y apoya cuanto promueva el orden natural en el ámbito de la institución familiar”, recordó Benedicto XVI durante la misa celebrada en la basílica de la Sagrada Familia de Barcelona (noreste), que consagró en el segundo y último día de su viaje a España.

Además, defendió a la familia como unión de un hombre y una mujer, en un país en el que el matrimonio entre personas del mismo sexo se aprobó hace cinco años y después de que unos 200 simpatizantes del movimiento homosexual protagonizaran un beso colectivo de protesta en la calle al paso del coche del Papa.

“El amor indisoluble de un hombre y una mujer es el marco eficaz y el fundamento de la vida humana en su gestación, en su alumbramiento, en su crecimiento y en su término natural”, recordó.

El jefe de la iglesia Católica llamó también a los Estados a dar “atención, protección y ayuda” a la familia tradicional y la vida humana.

A los gobiernos les pidió “adecuadas medidas económicas y sociales” para que “el hombre y la mujer que contraen matrimonio y forman una familia sean decididamente apoyados por el Estado”.

Y reclamó ayudas estatales “para que se defienda la vida de los hijos como sagrada e inviolable desde el momento de su concepción” y que “la natalidad sea dignificada, valorada y apoyada jurídica, social y legislativamente”. Además pidió medidas de esa índole “para que la mujer encuentre en el hogar y en el trabajo su plena realización”.

El Papa, que se opone totalmente al aborto y a cualquier forma de eutanasia, pronunció estas palabras cuatro meses después de que entrara en vigor, en julio, la nueva legislación española sobre el aborto, que el Vaticano calificó de “insensata”.

La nueva ley, que amplía la anterior, permite el aborto libre dentro de un plazo de 14 semanas, de manera excepcional hasta las 22 semanas de embarazo en caso de “riesgo para la vida y la salud” de la madre o en caso de “graves malformaciones del feto” y sin límite de tiempo en caso de “enfermedad extremadamente grave e incurable del feto”, tras el examen y decisión de un comité médico.

Ambas leyes generaron la oposición del Vaticano, de la jerarquía de la Iglesia española y del conservador Partido Popular (PP, en la oposición), que las recurrió ante el Tribunal Constitucional.

El Papa, que el sábado denunció el regreso a España de un movimiento anticlerical “agresivo”, pronunció esas palabras en una misa en la que consagró la Sagrada Familia, obra cumbre del arquitecto modernista catalán Antoni Gaudí, aún en construcción. Con una oración y rociando el interior con agua bendita, Benedicto XVI dedicó a Dios el templo, que desde ahora es basílica y en ella podrán celebrarse misas. Por la tarde, Benedicto XVI inauguró un centro para niños discapacitados donde pidió el “respeto a la vida” a pesar de los “nuevos desarrollos tecnológicos”.

El pontífice cuestionó dos medidas emblemáticas adoptadas por el gobierno de Rodríguez Zapatero.


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