El Papa siente tristeza y vergüenza

Pidió a los fieles que apoyen a la Iglesia a pesar de los escándalos sexuales.

El Papa Juan Pablo II cerró ayer la Jornada Mundial de la Juventud con una gran misa al aire libre en la que dijo sentir «tristeza y vergüenza» por los religiosos pederastas, aunque pidió a los fieles que el escándalo no los desaliente ni debilite su apoyo a la Iglesia.

«El daño provocado por algunos sacerdotes y religiosos a los jóvenes y vulnerables nos llena con un profundo sentido de tristeza y vergüenza», sostuvo Juan Pablo II ante cientos de miles de fieles.

Pero «no se desalienten con los pecados y los fracasos de algunos» de los miembros de la Iglesia Católica, pidió el Papa, en referencia a la crisis que sacude desde comienzos de año a la Iglesia estadounidense y que ha tenido ecos en otras partes del mundo.

«Piensen en la vasta mayoría de dedicados y generosos curas y religiosos cuyo único deseo es servir y hacer el bien. Hay muchos curas, seminaristas y personas consagradas aquí hoy. Sean próximos a ellos y apóyenlos!», rogó.

«Si aman a Jesús, amen a la Iglesia», exclamó el Papa bajo un cielo que se abrió al avanzar la liturgia, dispersando la lluvia y el viento del inicio.

Sus palabras fueron aplaudidas a rabiar por los fieles, la mayoría de los cuales pasó la noche bajo las estrellas en el parque Downsview Lands de Toronto pese al bochornoso calor y la lluvia, tras celebrar el sábado una vigilia en la que también participó el Santo Padre.

Los organizadores estimaron la multitud en 800.000 personas, incluidos 206.000 jóvenes peregrinos de 173 países, pero la cifra no fue confirmada por la policía.

El Papa, de 82 años y aquejado por la artritis y el Parkinson, llegó en helicóptero al parque para la homilía de tres horas. Bajo la lluvia se trasladó en su papamóvil hacia el inmenso escenario, aclamado incansablemente por una multitud bajo un mar de paraguas.

También pidió a los peregrinos que no teman a dedicar su vida a Dios. «Ustedes son jóvenes, y el Papa está viejo y un poco cansado. Pero aún se identifica totalmente con sus esperanzas y aspiraciones», dijo a los fieles que lo escucharon desde sus precarios campamentos, convertido en un barrial tras el diluvio que los despertó al amanecer.

«Ochenta y dos años de vida no es lo mismo que 22 o 23», improvisó, ampliando su discurso previsto y sonriendo levemente. «A pesar de que he vivido a través de mucha oscuridad, bajo duros regímenes totalitarios, he visto suficiente evidencia para estar completamente convencido de que ninguna dificultad, ningún miedo es tan grande como para poder sofocar la esperanza que despierta lo eterno en los corazones de los jóvenes», afirmó el Santo Padre.

El «Papa Viajero» iniciará hoy su viaje a América Latina, que comenzará en Guatemala, donde canonizará al hermano Pedro de San José Betancourt, un monje español que dedicó su vida a los pobres.


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