El 'Pato', Donnet y los dos centrales
Este es, de acuerdo a «Río Negro», el rendimiento que tuvieron los jugadores de Boca.
Roberto Abbondanzieri (9): Le tapó un mano a mano fundamental en el área chica a Schevchenko y contuvo dos penales. Soportó un gol de caño, pero su trascendente trabajo fue consagratorio.
Luis Perea (6): Un primer tiempo flojo. Fue amonestado (6 minutos), pero después se bancó golpes, marcó y terminó redondeando una tarea aceptable.
Nicolás Burdisso (8): La firmeza para ganar en los mano a mano, de abajo y de arriba. Sin fisuras. Una tarea que borró dudas sobre sus condiciones.
Rolando Schiavi (8): Enorme de arriba y luego rechazando todo lo que se le acercaba, sin sutilezas pero tampoco dudas. Contuvo al feroz Schevchenko.
Clemente Rodríguez (7): Cuando subió, llegó el gol de Boca, aunque estuvo más contenido que de costumbre. Dio la sensación de que cuando se lo proponía podía lastimar por su lateral.
Matías Donnet (8): Bianchi lo prefirió por Villarreal y no falló. El gol, una definición precisa en el penal, la tranquilidad para jugar siempre. Fue elegido el mejor del partido y recibió el auto Toyota.
Alfredo Cascini (8): La personalidad de siempre, para dejar la piel en el medio. Un obrero que tuvo la alegría de acertar el último penal.
Sebastián Battaglia (7): No descolló como en otras batalles pero fue, otra vez, los pulmones de Boca. Se despidió fallando un penal, pero desparramó coraje en Yokohama.
Diego Cagna (7): Una columna, poniendo el cuerpo en el partido más importante de su carrera. En los últimos minutos fue un titán para trabar y también jugar. Un gran capitán con reconocimiento de todos.
Barros Schelotto (6): No tuvo una buena noche, no desequilibró pero al menos lanzó el centro en el gol. Luego complicó mucho pero resolvió poco. De todas maneras, dejó todo.
Pedro Iarley (6): Muy poco en el comienzo, salvo la intervención en el gol. Iba a ser reemplazado, pero se quedó y cundo entró Tevez tuvieron un par de encuentros interesantes.
Carlos Tevez (6): Algunos chispazos, pero lejos de ser desequilibrante. Una apilada obligó a Maldini a derribarlo, demostrando que con un poco más de fútbol, hubiese quebrado a la defensa milanista.
Nota asociada: Una batalla épica que quedará en la historia
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