El peluquero sufría «síndrome de persecución»

Había instalado cámaras de circuito cerrado de televisión.

ROCA (AR).- El peluquero Angel Bin, quien murió ayer dentro de su peluquería tras atacar inesperadamente a dos uniformados, sufría «síndrome de persecución». A esa conclusión llegó el psiquiatra que lo debía atender anteayer, y fue confirmada por el secretario del juzgado N12, Eduardo Luis Carrera.

Por otra parte, durante la tarde de ayer se culminó con la autopsia al cuerpo de la víctima, y se determinó que murió por un disparo que impactó en el lado izquierdo del tórax, le perforó los pulmones, lo que le provocó un colapso que terminó con su vida. El proyectil presentó orificio de salida por debajo de la axila.

Con respecto a los problemas psiquiátricos, se supo que la hermana le había gestionado un tratamiento con un profesional, aunque anteayer iba a ser su primera entrevista.

«La hermana de la víctima le comentó las actitudes del peluquero al psiquiatra, quien sin verlo, le dio el turno y le dijo que Angel Bin padecía un síndrome de persecución», señaló Carrera.

Además de este estado de opresión psíquica, el peluquero tenía junto a él un verdadero arsenal, ya que además de la escopeta calibre 12 y un revólver calibre 22, se le secuestró también un rifle calibre 22 Magnum y una carabina 22. De estas dos últimas armas, tenía una caja con alrededor de 200 proyectiles.

El peluquero monitoreaba al detalle todo lo que ocurría en el exterior. Tres cámaras conectadas a un circuito cerrado de televisión, estaban funcionando al momento de la tragedia.

Una de las filmadoras apuntaba al exterior de la peluquería -donde la víctima estaba encerrada desde hace tres días-, otra estaba orientada hacia el patio, mientras que la restante enfocaba a un pasillo.

Los investigadores también hallaron algunos videocasetes con filmaciones caseras, donde aparecen autos y camiones estacionados, aunque ninguno de ellos tiene relación con el desenlace del hecho, donde además de la víctima fatal, quedaron dos policías en grave estado.

Otro de los datos que llamó poderosamente la atención de los uniformados, es una nota hallada en una libreta. «Que Dios me perdone, me voy a reunir con dos amigos del alma», decía la frase.

Lo que se trata de establecer es si la misma fue escrita minutos antes de la tragedia, o si ya estaba desde hace varios días. «Aparentemente coincide con una parte de una oración religiosa», mencionó anoche Carrera  

También resultó llamativo para los investigadores la cantidad de estampitas de distintos santos que estaban colocados en un espejo.

Aparentemente habrían encontrado también algunos libros con citas religiosas.

Lo que está prácticamente descartado, es que el sargento ayudante Ricardo Ramos y el cabo Fernando Hernández, no tenían conocimiento del «síndrome de persecución» que sufría el peluquero, y mucho menos que tenía armas de fuego de grueso calibre. Es por ello que llegaron al lugar confiados, sin desenfundar las armas y sin los chalecos antibalas Ayer declararon en el juzgado de Instrucción N12, el cerrajero Mauricio Pita, quien salvó milagrosamente su vida al recibir sólo esquirlas en la parte superior del muslo y en la nariz.

También lo hizo la hermana de la víctima quien al momento del hecho se encontraba junto a los policías y al cerrajero y resultó ilesa, además del primer policía que llegó al lugar del hecho luego de desatada la tragedia y el operador de la comisaría Tercera.

Los testimonios de los dos primeros dieron cuenta de la terrible balacera que se produjo, y que milagrosamente no cobró más vidas

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