El perjudicado

Mauricio Macri criticó, pero con tibieza, a Martín Palermo, Rodrigo Palacio y Pablo Migliore, los tres jugadores de Boca que visitaron en el penal de Ezeiza a Rafael Di Zeo y sus laderos de la barrabrava xeneize.

«Si hay alguien a quien no le conviene que (los jugadores) hayan ido a visitar a los barras es a mí, sobre todo en medio de una campaña», señaló Macri, presidente de Boca, pero también candidato a jefe de gobierno por el PRO.

Lejos de las críticas enérgicas, el empresario aclaró que «es la vida privada de ellos y a nosotros nos es imposible controlarlos. Si en su vida privada quieren ir a visitar a un condenado, sea el que sea, es imposible poder mediar. Yo no lo comparto, no lo hago, pero no puedo hacer nada».

Claro, sí se despegó por completo del hecho e incluso juró que la dirigencia de Boca no tiene ningún tipo de contacto con los barras y sus negocios.

«El club que no tiene una sola entrada para vender es Boca Juniors. Eso es porque volvieron a la cancha las mujeres, los chicos, la familia. Es el lugar donde ha habido mejor comportamiento», quien además dijo que prefiere guardarse su pálpito para el superclásico.


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