El peronismo bonaerense victorioso

Por Gabriel Rafart

Desde hace un tiempo el territorio bonaerense ha sido elegido como campo propicio para la «madre de todas las batallas» dentro del peronismo. El anuncio había sido lanzado hace más de un año por un funcionario «armador» con acceso directo al presidente. Y en estos días, desde una Roma enlutada, Duhalde anunció su disposición a participar en la contienda. ¿Habrá peronistas en dos listas enfrentadas? ¿Kirchner-Solá-Kirchner vs. Duhalde-Duhalde? Peronismo de la Victoria vs. el peronismo de la Lealtad. ¿Dos o tres peronismos? Es que debemos sumar a la eventual contienda bélica el acuerdo -aunque devaluado anticipadamente- entre Menem y Rodríguez Saá para armar una lista propia de diputados y senadores. Tendremos entonces un tercer peronismo bonaerense.

La suma de los tres nos informa de las cualidades del peronismo bonaerense: victorioso, leal y conservador-popular. Lealtad a líderes que con su dosis de carisma y patrimonialismo han sabido construir un vínculo perdurable con parte de la sociedad provincial. Un adecuado buceo por la biografía política de Duhalde de los últimos treinta años nos informa del despliegue de esta cualidad. El carácter conservador y plebeyo es la herencia más antigua de ese peronismo que resalta en oportunidades con arreglos tan variados como con la vieja Unión Conservadora de Buenos Aires, la UCD o el vecinalismo reconstituido de estos últimos tiempos.

De todas esas cualidades una parece llevar la delantera. Y el arreglo Solá-Kirchner la ha seleccionado para darle nombre a su fuerza y enfrentar la «madre de todas las batallas». Queda a la vista que la principal razón de ser del PJ es ganar elecciones aunque eso desemboque en fuerzas divididas.

Para el peronismo bonaerense este 23 de octubre de 2005 será el día en que por duodécima vez compita para así saber cuántas posiciones electivas conquistará. De las once elecciones ya realizadas desde la recuperación de la democracia, triunfó en ocho y fue derrotado en otras tres. En efecto, en 1983 y 1985 el PJ bonaerense resultó perdedor frente a un Raúl Alfonsín en alza y también en 1997, ante el primer impulso de la Alianza. Oficialmente, fueron tres las ocasiones de las ocho triunfadoras en que los candidatos justicialistas se inscribieron en una sola lista: 1983, 1989 y 2001. Fuera de aquellos años, y con la creación del Frente Grande y luego del Frepaso, el peronismo bonaerense comenzó a repartir candidatos en listas diferentes. Quienes participaban en ellas decían no estar en condiciones de abandonar definitivamente su alma peronista.

En el 2001 el PJ ganó nuevamente en la provincia para asegurarle una banca de senador a Eduardo Duhalde. En esas elecciones perdió ochocientos setenta mil votos con respecto a los acumulados dos años antes. Allí no hubo necesidad de exponer listas alternativas. Tal era entonces el estado de desafección política afectando a los propios peronistas con aspiraciones a ocupar una banca.

Poco cambió en el 2003. La historia es reciente y conocida. Las tres listas que se reclamaban de filiación peronista obtuvieron el 67% de los votos positivos. Felipe Solá logró algo más del 43% mientras que tanto Luis Patti como Aldo Rico sumaron el 24%. El peronismo demostraba que era un campo identitario en lucha, con fronteras borrosas que le permitían seguir captando electores para ganar elecciones. Pero era un campo demasiado duro en disputas. Y de hecho se vivió una feroz batalla en el propio interior del PJ oficial, donde Solá comandó una extraña campaña electoral destinada a plebiscitar la autonomía pretendida tomando distancia y compitiendo con su propia lista de diputados encabezada por «Chiche» Duhalde. Esa lista incluía al ex gobernador Ruckauf. El electo gobernador podía sentirse satisfecho al sumar tres puntos diferenciales sobre la lista de legisladores. Sin embargo, el capital de votos acumulado era de un millón de votos menos que el obtenido cuando fuera candidato a vicegobernador.

En estos veintidós años de continuidad electoral el PJ bonaerense se ha transformado en una maquinaria electoral poderosa. Seguramente en este 2005 acumulará su noveno triunfo y el cuarto consecutivo. Y por si fuera poco, está en condiciones de quedarse con la tercera banca de senadores en disputa en el caso de que la lista de la Lealtad duhaldista quedara segunda en el escrutinio definitivo.


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