El “pingüino” que acumuló poder y billetes

Ricardo Raúl Jaime, cordobés de nacimiento pero criado políticamente bajo el ala protectora de Néstor Kirchner en sus épocas de gobernador en Santa Cruz, es el secretario de Transporte más poderoso y polémico de los últimos años, además de ser el funcionario K que acumula más cantidad de causas por corrupción en su contra. Apenas asumió en 2003, el presidente Néstor Kirchner lo nombró como secretario de Transporte, donde llegó a manejar la impresionante suma del 2.000 millones de pesos por año para auxiliar al transporte, lo que le valió el apodo de “el señor de los subsidios”. Hombre de rostro filoso y pocas palabras, es fanático del ejercicio y de las artes marciales: se dice que es cinturón negro de karate. Jaime nació en Córdoba hace 52 años, está casado y tiene una hija de 19 años. De formación ingeniero agrimensor, a mediados de los 80 Jaime dejó Córdoba y llegó a Caleta Olivia, en Santa Cruz, que vivía un boom petrolero. En 1989, cuando Kirchner, desde la intendencia de Río Gallegos, empieza a trabajar para llegar a la gobernación, él será uno de sus más fieles militantes, que lo ayudará derrotar en la interna del PJ al caudillo provincial Arturo Puricelli, hoy secretario de Seguridad de Cristina. En los 90 fue uno de los hombres clave de la gobernación de Kirchner, como ministro Secretario de la Gobernación. En 1999 volvió a Córdoba, donde fue viceministro de Educación. Pero fue en su tarea nacional donde Jaime acumuló dinero y poder. En un reciente libro, el periodista Omar Lavieri relató parte de la vida política y de los negocios de Jaime en la Secretaría de Transporte, a partir de los mails que la Justicia incautó en las computadoras de un testaferro de Jaime. En “El ReKaudador” se describe cómo fue el crecimiento patrimonial de Jaime y quienes lo rodean. Manuel Vázquez, que era asesor y testaferro del funcionario k, dejó por escrito cientos de pistas acerca de cómo se hacían los negocios en el área de Transporte y, sobre todo, dejó huellas de cómo se cobraban. Jaime y su familia pasaron de vivir de prestado ( cuando llegó a Buenos Aires para ser funcionario nacional se alojó en un hotel sindical) a viajar en un avión de cuatro millones de dólares. De vivir en una casa de plan en Santa Cruz a tener lujosas mansiones en barrios cerrados de Córdoba y San Isidro. Tras asumir como ministro, se mudaría a un departamento en la avenida del Libertador al 600. El alquiler de ese departamento lo pagaba una empresa a la que debía controlar y a la que le extendió la explotación de la Terminal de Ómnibus de Retiro hasta el 2015. Y originó na de las causas que hoy lo tienen como imputado. (ver aparte)

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