El primer gran milagro
CIPOLLETTI.- Cuatro cuerpos se contornean histéricos, convulsivos, fundidos en un abrazo curioso. Las personas que le pasaban cerca a esa madeja de hormonas no le prestaban atención, cuestión de costumbre. El grupo «Marañas» se encuentra en pleno ritual, pero no es uno más, esa búsqueda de «circulación» y captación de energía -antes de comenzar su actuación- tiene un encendido especial. Las entrañas están aún revolucionadas, la piel recién comienza a perder ese estado de erizamiento. Pero las retinas todavía conservan el susto, el espanto. Este cuarteto de San Luis acaba de salir de un milagro. Fue el viernes, a la altura de Catriel.
El errante Volswagen 1.500 en el que viajaban desde Merlo se volvió una cáscara de nuez débil, a los tumbos. «Tito» Ackermann elonga, torna su humanidad un fino elástico, cuenta el hecho: «fue un segundo, por esquivar dos autos nos fuimos hacia la banquina y de ahí volcamos, dimos un tumbo y medio, creo, en realidad no sé. Fue muy loco, un susto terrible».
Laura Veiga lo interrumpe apuntándolo con el dedo «gordo» del pie derecho. «No sabemos, en realidad quizá dimos cuarenta vueltas. El comisario de 25 de Mayo vio todo, justo transitaba por ese lugar. El fue el primero en ayudarnos. No podía creer que estuviéramos vivos».
El Volswagen tenía, además de decenas de miles de kilómetros, motor nuevo y equipo a gas. Es casi una ironía decir que el estado del vehículo es una de las cosas que más le interesan a este cuarteto de teatreros. Porque es chapa y caballos de fuerza, pero también «un instrumento del laburo, con el que hacemos la gira», agrega «Tito», incansable.
El día que se supo en el seno de la organización acerca del accidente, el miedo fue un fantasma que acechó durante horas. Había cuatro «amigos» perdidos en medio de la nada, no se sabía en qué condiciones físicas y mentales se encontraban. Sólo circulaba una idea: «a ellos hay que darles mucha contención». Contención que no obtuvieron de la provincia de San Luis, que se la negó a ellos y al grupo «La oveja negra», sus coterráneos. «Tenían que darnos 1.488 pesos para los pasajes. Nos mandaron una carta diciéndonos que no había dinero, cuando en pleno verano gastaron millones en un festival de rock. Una verdadera verguenza», escupe Laura ajustándose su andrajoso pantalón de actuación.
El arte es una cuestión de Estado sólo cuando la luz de las cámaras iluminan políticos ávidos de fama. Luego, esas frases se funden en el olvido de las coyunturas (AC).
CIPOLLETTI.- Cuatro cuerpos se contornean histéricos, convulsivos, fundidos en un abrazo curioso. Las personas que le pasaban cerca a esa madeja de hormonas no le prestaban atención, cuestión de costumbre. El grupo "Marañas" se encuentra en pleno ritual, pero no es uno más, esa búsqueda de "circulación" y captación de energía -antes de comenzar su actuación- tiene un encendido especial. Las entrañas están aún revolucionadas, la piel recién comienza a perder ese estado de erizamiento. Pero las retinas todavía conservan el susto, el espanto. Este cuarteto de San Luis acaba de salir de un milagro. Fue el viernes, a la altura de Catriel.
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