El problema de lidiar con veredas intransitables en Neuquén

Juan Thomes

Lucas: “Tengo que ir por la calle, pero con ojos en la espalda, sino te llevan puesto”.

NEUQUÉN (AN) .- Para alguien que se moviliza en silla de ruedas es casi imposible trasladarse en esta ciudad por el mal estado de las veredas y, en otros casos, por su inexistencia.

También son un obstáculo para los ancianos, que no sólo tienen limitaciones de movilidad sino de visión, o para las madres con los carritos de sus bebés.

“Se nos dificulta un montón transitar por la ciudad, porque las veredas no están ni rectas, ni planas”, contó Lucas Enríquez, de 33 años, y dijo que “desde hace una vida” no puede caminar y debe moverse en sillas de ruedas.

Cuando va de su casa al centro, a unas 50 cuadras, no le queda otra alternativa que transitar por la calle. “Tomo Rodhe y le doy derecho para el centro. Tardo una hora. Depende de que los automovilistas no estén ‘emberrinchados’. A veces me dejan pasar primero, sino, hay que esperar”, dijo resignado.

Otro medio es el colectivo, pero también a medias. La rampa para discapacitados, según sus palabras, es solo un instructivo pegado en el interior del vehículo para que los pasajeros lean durante el viaje. “Si va un vecino de acá y está con ese corazón me ayuda a subir y a bajar cuando llegamos. Pero una sola vez probé la rampa del colectivo”, dijo.

“Lo peor son las veredas. Hacés una cuadra bien, pero después empiezan bajadas y subidas. Además muchas rampas están destruidas. Es una de las ciudades más ricas, pero con más problemas”, agregó.

Para Eloísa hacer un trámite es casi imposible. A los 80 años su visión ya no es la misma y en algunos tramos elige ir por la calle. Baldosas sueltas, escalones, veredas inclinadas y de golpe el vacío, son algunos de los inconvenientes a superar. “Ya compré terreno un par de veces”, dijo.

Para Alejandra el desafío es moverse con el carro del bebé. “Hay que ir por la calle y es un peligro”, contó.

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