El profesor creyó que las explosiones «eran petardos»

La pintura ya borró las huellas de la tragedia en el aula

PATAGONES- (AV/DyN)- El profesor Carlos Ruiz, quien debía dar la clase de derechos humanos en la primera hora del martes cuando se desató la tragedia en la escuela Islas Malvinas de Patagones, relató que cuando caminaba hacia el aula escuchó las explosiones que vinculó a petardos. «Creí que era un chiste de los chicos como en otras oportunidades», pero inmediatamente los gritos anunciaban que «están matando».

El docente recordó que corrió a su auto y fue en busca de la Policía.

Ruiz acompañó a los alumnos durante el velatorio de los tres compañeros alentando la fortaleza y la necesidad de seguir adelante.

Ayer la pintura borró las huellas de la tragedia en el aula de primero «B» polimodal de la escuela Islas Malvinas.

En su visita a esta ciudad a las pocas horas de la tragedia el ministro de Educación de Buenos Aires, Mario Oporto, sostuvo que lo conveniente era que los chicos vuelvan lo más rápido posible a las aulas, según la recomendación de los entendidos en estos casos. En ese marco se dispuso reacondicionar el aula cuyas paredes habían quedado marcadas por los impactos de bala.

Por otra parte Alejandro, testigo directo del ataque del alumno de la escuela Patagones, dijo que una bala le rozó la cabeza y que el asesino, al concluir la masacre, «se arrodilló, se tomó la cabeza» y después se paró y salió caminando tranquilamente, sin decir palabra.

«Yo, y otro par de compañeros más, no queremos volver ahí…» afirmó acongojado el joven cuando ingresaba esta mañana al club donde estaban velando los restos de sus tres compañeros.

Alejandro, quien estaba sentado en la última fila, hacia la esquina del aula, cuando el martes a las 7.30 entró su compañero con un arma, relató su experiencia.

«Entra y empieza a disparar sin decir nada, ni abrió la boca», recordó.

«Nos quedamos shockeados… no entendíamos nada… pensábamos que era un arma de juguete y yo me decía: '¿qué está haciendo? ¿está jodiendo?'» recordó Alejandro, quien afirmó que cuando empezó a comprender que se trataba de un arma de verdad, porque sus compañeros caían heridos, tomó a su compañera del brazo y ambos se arrojaron al suelo.

«Cuando antes me paré a ver qué pasaba sentí algo caliente que me rozaba la cabeza: era el casquillo de una bala», que se incrustó contra la pared, recordó.

Alejandro definió al adolescente multiasesino como «un chico muy precavido, callado, muy buen estudiante: nunca tuve problemas con él, para mí siempre fue un buen chico».

Para Alejandro, si en el momento del ataque hubiese estado el docente, «al primero que hubiera matado hubiera sido él», especuló, al imaginar que «si tenía la decisión tomada de hacer eso…».

Confirmó que todo el tiempo en que efectuaba los disparos estaba «como en estado de shock, estaba tranquilo… no creo que haya elegido» a las víctimas. Cuando terminó la balacera, dijo, «baja el arma, agacha la cabeza, se arrodilló, se tomó la cabeza con las manos y sale caminando, sin decir nada».

 

Definen cómo y cuándo volver a la escuela

CARMEN DE PATAGONES (AV)- Los equipos de Salud Mental del hospital Pedro Ecay y autoridades educativas bonaerenses iniciaron ayer discusiones acerca de cómo retomar las clases en el establecimiento de educación media maragato. No se descarta que recién el lunes podría reiniciarse formalmente el ciclo lectivo.

En este marco, se concretó por la tarde un encuentro apuntando a que mañana podría producirse una jornada de reingreso al edificio y a las aulas sin apelar a contenidos pedagógicos.

La reunión se extendió por varias horas en el Centro Educativo Complementario ubicado en la misma manzana del colegio donde ocurrió la tragedia. Allí estuvieron, la titular del nosocomio maragato, Silvia Ocampos, y la Directora de Educación Polimodal de la provincia de Buenos Aires, Miriam Marioni.

Esta última explicó a «Río Negro» que «estamos tratando de establecer redes sociales» como primera medida dentro de la intervención de equipos de Salud y Educación.

Insistió en que «todos tienen que recibir contención, hay chicos que por ahí no pueden hablar esta cuestión en su casa, no tienen la oportunidad y entendemos que debe estar abierta para que los que se quieran acercar tengan a disposición (gente) para conversar, y así abordar este tema desde todas las perspectivas posibles».

Al preguntársele sobre cuál debería ser el escenario posible y el primer mensaje para los adolescentes de esa comunidad educativa, consideró que «debemos explicarle que lo mejor que tenemos es la vida, que hay que cuidarla, que hay que tener un proyecto de vida; y en esto nos tiene que acompañar toda la sociedad».

Marioni advirtió que «un adolescente que recibe este impacto, también puede estar diciendo que tenemos ausencia de proyectos de vida en el país». Mencionó que este tipo de casos puede dar para discutir sobre la necesidad de bajar la edad de imputabilidad de los menores.

Fundamentó que «de ninguna manera eso puede resolver un problema de social en el que todos tenemos una cuot de responsabilidad, porque bajarla significa decirle que no nos estamos haciendo cargo de ellos, que el kiosquero que les vende el vino no se está haciendo cargo de ellos, no los quiere… y entonces no podemos penalizar a la víctima».

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