El racismo detrás de la vacuidad de las imágenes
Juan Solanas cuenta sus peripecias en el mundo del corto
BUENOS AIRES (Télam).- Juan Solanas, cineasta como su papá Fernando «Pino» Solanas, reside en Francia y está en Buenos Aires participando en el sexto festival de cine independiente, donde se exhibió su corto «L'homme sans tete», que ganó el premio en su especialidad en el último festival de Cannes y el César al mejor corto de la producción gala de 2003.
Nacido en la Argentina en 1966 y establecido en Francia desde 1977, cuando se exilió con sus padres, corridos por la última dictadura militar, Juan -quien declaró a Télam haber nacido con un sentido eminentemente visual- fue fotógrafo, se dedicó a la publicidad y colaboró con su padre en títulos como «Tangos-El exilio de Gardel» y «La nube». «L'homme sans tete», que se traduce como «El hombre sin cabeza», muestra a un individuo que, en un entorno decididamente onírico, carece concretamente de cabeza y decide comprarse una para ir a bailar con la mujer que ama, aunque finalmente la mujer lo acepta tal cual es.
«Aquí me dicen que mi película es muy francesa y en Francia me dicen que es muy latinoamericana», contó en su departamento porteño, horas antes de partir hacia París, donde hará contactos que lo conducirán a su debut como largometrajista.
Según el realizador, esas subjetividades pueden deberse «a esa cosa surrealista, un tanto extrema en la estética» y reveló que la idea de su filme surgió cinco años atrás, al observar «esta relación tan violenta con la imagen que rige hoy».
«Desde los años 80 las modelos, que se transformaron en 'superstars' y más conocidas que un presidente -observó-, son sobre todo chicas lindas con cuerpos irreales, cosa que yo, que trabajé en publicidad, sé: están todas operadas». Solanas comparó ese modelo lanzado a la vista general y señaló «lo violento que debe ser para una chica ser petisa y gorda», lo que envuelve a los medios en un aire de «racismo y fascismo, detrás de la vacuidad de las imágenes».
«Hay algo de cáscara vacía, que es la imagen: la imagen es alguien sin su pensamiento o su alma, al que se retoca, se modifica y eso conduce a una especie de idealización, de depuración en la que cada vez se habla menos de lo que el ser que está allí piensa», añadió.
«Yo vivo en un país, Francia, donde hay mucho racismo, aunque aquí también lo hay», dijo Solanas, «y como soy rubio y de ojos celestes jamás me paró la policía en Francia, pero para mis amigos negros franceses de las Antillas es pan cotidiano que te pare un vigilante». Un día, Juan Solanas observó cómo se miran en los espejos quienes hacen ejercicios en los gimnasios e imaginó cómo se sentiría alguien «sentado en su cama y acomplejado por su cuerpo y que finalmente se fuera a comprar una cabeza para gustarle a una mujer»
«De entrada supe que filmarlo iba a ser una pesadilla, ya que la truca electrónica para hacer que el hombre no tenga cabeza es una pesadilla», a lo que siguieron un año en busca de ayuda económica, varios días de rodaje en París y exteriores en Marsella.
«A eso se sumaron dos años de efectos especiales. Como no hay plata, en el mundo del corto los tiempos se estiran -comentó-, ya que quienes colaboran con vos lo hacen sobre todo cuando están libres de sus obligaciones».
Para Solanas, «el cortometraje es un agujero negro. Nadie gana plata con él, es un hijo muy pobre del cine; ni en Francia ni en ninguna parte existe un circuito comercial del corto», aunque la TV francesa «tiene un espacio los jueves a la una y media de la madrugada».
BUENOS AIRES (Télam).- Juan Solanas, cineasta como su papá Fernando "Pino" Solanas, reside en Francia y está en Buenos Aires participando en el sexto festival de cine independiente, donde se exhibió su corto "L'homme sans tete", que ganó el premio en su especialidad en el último festival de Cannes y el César al mejor corto de la producción gala de 2003.
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