El retorno del Rey
<b>Eterno monarca en arcilla, Nadal le ganó a Nalbandian y obtuvo su primera corona luego del regreso.</b>
La lección de Horacio Zeballos le dio sirvió a Rafael Nadal. El español no le dio tregua a David Nalbandian, al que derrotó con contundencia, por 6-2 y 6-3, en la final del ATP de San Pablo.
Rafa obtuvo su primera corona tras una larga ausencia en las canchas. Se trata de su conquista número 51 y por eso no tuvo dudas en afirmar que se trató del “mejor día” desde su regreso.
El triunfo ante el Rey es el primero que obtiene el poseedor de 11 Grand Slam tras su regreso, hace dos semanas, al circuito, del que se mantuvo apartado durante más de siete meses a raíz de una lesión en la rodilla izquierda.
Es que en el primer certamen que jugó en su vuelta perdió la final ante Zeballos, en lo que se trató de un hito para el marplatense.
Ayer se enfrentaron dos tenistas de enorme talento pero sin demasiado ritmo. Nadal no necesitó de un gran nivel para vencer al cordobés, quien estuvo varios meses afuera de las canchas por un desgarro abdominal.
Sin embargo, la falta de un mejor desempeño no empañó el brillo de la conquista para el español. Además de luchar contra un Nalbandian que arrancó el segundo set adjudicándose tres games consecutivos, Nadal libró una dura lucha contra su rodilla, que, cuando pasó a la final tras derrotar al argentino Martín Alund, “dolió más que nunca”.
“Tuve problemas con la rodilla algunos días, pero hoy (ayer) fue un día en el que me sentí mejor. Fue mi mejor partido desde mi regreso”, aseguró Rafa.
Tras tambalear en el segundo set, Nadal aprovechó un claro derrumbe de Nalbandian para pasar a dominar el encuentro, ganar seis games consecutivos y alzarse con el título que lo devuelve al ruedo con victoria. “Todos los títulos son importantes, en todos los momentos, y este momento es muy importante”, afirmó.
La contundente victoria del ex número sobre el actual número 93 es la segunda que el heptacampeón de Roland Garros conquista en canchas de arcilla brasileñas.
“Estar en Brasil por segunda vez es muy lindo, y espero que esto pueda ser un recomienzo”, declaró Nadal, que deja el país sudamericano con un nuevo trofeo debajo del brazo, un persistente rival -su rebelde rodilla que “no responde como quisiera” y “demora más de lo esperado” en mejorar- y dejando como mensaje tácito el anuncio de que “el rey está vuelta”.
Nalbandian, en cambio, no exhibió, tal como sí lo hizo durante la semana, su mejor nivel de juego. Lució errático, con escasa reacción y, en algún momento, hasta pareció abúlico y con pocas ganas de pelear un partido que se extendió por una hora y 17’.
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