El salario real tardará siete años en recuperar su nivel más alto
Los sueldos están 20% por debajo del nivel de 1998, según el Idesa.
Pese a que los salarios crecieron en el 2004 por encima de la inflación, se tardará por lo menos siete años para que los asalariados recuperen el poder de compra que tenían antes de la devaluación en enero de 2002.
Así lo consignó ayer un informe del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa), que manifestó que un crecimiento del tres por ciento, tal como se registró en el año anterior, resulta «muy insuficiente» ante la problemática que encara el mercado laboral argentino.
La entidad afirmó que «a los problemas que por décadas se fueron acumulando, se le agrega en los últimos años un patrón distributivo mucho más regresivo asociado a la política económica que toma como base un tipo de cambio muy alto».
«Prueba de ello -se expresó- es que mientras el PBI está apenas a un 3 por ciento del nivel de 1998, los salarios están un 20 por ciento por debajo del nivel de aquel año».
La entidad expresó que, según los datos oficiales del INDEC, en el 2004 los salarios aumentaron un nueve por ciento y los precios un seis por ciento. «Esto implica que, en promedio, el salario real de los trabajadores ha aumentado un 3 por ciento», reseñó.
Idesa -entidad conducida por el economista Osvaldo Giordano- dijo que «en un país normal, un aumento del salario real del 3 por ciento anual, sería una noticia excelente», ya que, a manera de ejemplo, reveló que en Europa el salario real consolidó un crecimiento del 1,8 por ciento y en Japón registró un alza del tres por ciento.
Para la entidad, «con la muy fuerte recuperación de la actividad económica (se estima un crecimiento del PBI por encima del 8%) los salarios aumentaron más que los precios y, de esta forma, los trabajadores se apropiaron de una parte de los beneficios asociados al crecimiento».
El estudio expresó que «en el 2004, los salarios crecieron por encima de la inflación. La mejora fue de 3 por ciento en términos reales.
Sin embargo, el nivel actual es tan bajo que a este ritmo llevará un período de siete años en recuperar el poder de compra que tenían antes de la devaluación», destacó el informe.
Idesa consignó que «frente a la profunda crisis que acumula el mercado de trabajo argentino, el crecimiento a un ritmo anual del 3 por ciento resulta muy insuficiente». «Algunas proyecciones -señaló- permiten demostrar que para alcanzar metas aún modestas de recomposición del tejido social es necesario un ritmo mucho mas acelerado de mejoras en las remuneraciones».
Conflictividad sindical, en crecimiento
Especialistas en relaciones laborales evalúan que este año se incrementará la conflictividad sindical, como consecuencia de la recuperación económica y el aumento del empleo, que presiona para que se multipliquen los reclamos por mejores salariales.
Los abogados laboralistas Héctor Recalde, de la CGT; Horacio Meguira, de la CTA y Pedro Kesselman, y el sociólogo Julio Godio, evaluaron el impacto de la suba salarial que consiguieron los trabajadores de subtes, y la posibilidad de que provoque un «efecto dominó».
En ese sentido, coincidieron en que los trabajadores de los sectores vinculados a los servicios públicos, a las industrias exportadoras y a la administración pública pueden liderar los reclamos salariales, y marcaron como temas pendientes la eliminación del empleo informal y la distribución del ingreso.
El conflicto que a fines del año pasado encabezaron los trabajadores telefónicos y las recientes medidas de fuerza de los empleados de subterráneos, podrían marcar el inicio de un año de fuertes reclamos de recomposición salarial, ya que en la mayoría de los sectores no se recuperó poder adquisitivo, advirtieron.
Recalde consideró que «las mejoras en los niveles de la economía y de la ocupación, lleva a que los trabajadores vean la posibilidad de recuperar el poder adquisitivo» y estimó que el conflicto en subtes puede provocar un «efecto dominó porque se obtuvo un excelente aumento».
«En la medida en que desciende la desocupación, aumenta la capacidad negocial de sindicatos porque se pierde el miedo de desempleo», evaluó el abogado laboralista de la CGT. Estimó que «en promedio» la caída del poder adquisitivo respecto del 2001 está en el orden del 15 al 30%, y puntualizó que «los sectores ligados a la exportación y a las empresas con mercado cautivo, como las privatizadas, están en mejores condiciones de plantear reclamos salariales».
Una posición similar marcó Meguira, de la CTA, al señalar que las áreas en las que se pueden producir reclamos son «en general, los sectores que tienen rentabilidad, como servicios o vinculados con la exportación».
Consideró que, para acelerar los reclamos, influyen «el tipo de cambio fluctuante, con un pequeño margen de inflación que incentiva la actualización salarial frente al poder adquisitivo desmejorado ya que muy pocos de los convenios firmados han roto la barrera del nivel de 2001».
«En los promedios salariales, la industria y los trabajadores públicos no han recuperado el poder adquisitivo de 2001 y hay que sumar a los sectores informales que están!un 50 por ciento abajo» de esos niveles. Meguira planteó además que la política salarial debe tener en cuenta «lo que necesita el trabajador para vivir, incluyendo educación, recreación y previsión y no la línea de pobreza» y defendió la propuesta conjunta con la CGT de llevar el ingreso mínimo a 1580 pesos. Marcó además que además de prever «muchos conflictos» salariales, se pondrá en discusión «la representación en los gremios que requiere la implantación de la libertad sindical».
Godio, en tanto, señaló que «desde la segunda mitad de 2004 era previsible que el crecimiento de la economía iba a dar aliento a los trabajadores sindicalizados y del sector formal para planteos de recuperación de la capacidad de sus salarios». El director del Instituto del Mundo del Trabajo calculó que, desde 2001, el salario real de los trabajauores tuvo una pérdida de alrededor del «50 por ciento en su capacidad adquisitiva» que fue «sólo atenuada por los aumentos que otorgó el gobierno por decreto».
«La primera variables es el crecimiento de la economía, pero también contribuyen el rol del gobierno y la naturaleza de los sindicatos, que es reclamar», apuntó.
Inflación, «sin alerta»
El Centro de Estudios Bonaerense (CEB) manifestó ayer que la inflación monetaria «no ha dado aun síntomas de alerta» y refirió que «la suba de precios se explica por componentes estacionales y el ajuste de precios relativos».
Los técnicos del CEB refirieron que «hasta el momento la inflación no se ha presentado como un problema macroeconómico, ya que durante 2003 y 2004 no hubo presiones alcistas en los precios internos».
Refirió que en enero los precios que «mostraron fuertes incrementos» fueron los denominados bienes y servicios estacionales/volátiles (con alza del 4,5%), guiando el aumento en el Nivel general (con suba del 1,5%)».
El informe difundido por el Centro advierte que «los movimientos inflacionarios se han generado se deben a componentes estacionales como al incipiente ajuste de precios relativos». «Sin embargo, los incrementos salariales, el ajuste de tarifas y la recomposición de los márgenes de ventas, presionarán a favor de un incremento de precios en los próximos meses, cerrando un primer trimestre, que si bien no generará incrementos sostenidos en el nivel de precios en el transcurso del año, reflejará ajustes que deberán ser considerados», dijo.
(DyN y Télam)
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