El San Lorenzo es “tierra de nadie”, dicen jueces
Condenaron al autor a 13 años. La víctima fue Jonathan Riffo.
NEUQUÉN (AN).- Para la justicia neuquina, el barrio San Lorenzo es una “tierra de nadie” en el cual existen “bandas armadas que se disputan el territorio”. Y la autoridad pública “no logra dar con la metodología para imponer la pacificación” en ese sector del oeste de la ciudad. Así lo expresaron los jueces Luis Fernández, Andrés Repetto y Alejandro Cabral en un fallo mediante el cual condenaron a 13 años de prisión a Manuel Barrionuevo (21 años) por el asesinato de Jonathan Riffo. Tres horas antes del crimen, Barrionuevo había robado una bicicleta y también lo condenaron por ese delito. El homicidio ocurrió el 6 de octubre de 2009 a las 19:15 en la manzana 35 del barrio San Lorenzo. Allí peleaban Riffo, armado con una carabina recortada, y Barrionuevo, con un revólver. En la vereda de enfrente lo hacían un hermano del imputado y otro joven, también armados. Barrionuevo, al declarar ante la justicia, admitió el forcejeo con Riffo, pero dijo que él no estaba armado y que el disparo pudo provenir de los otros jóvenes que peleaban cerca de ellos. La autopsia lo desmiente: Riffo recibió el balazo mortal a 15 centímetros de distancia, y los otros contendientes estaban a 7 metros. Los jueces formularon en la sentencia leída ayer una serie de consideraciones sobre la situación en el barrio escenario de los hechos, algo inusual en los fallos que producen los tribunales provinciales. En su voto, el camarista Fernández –con la adhesión plena de sus pares– afirmó que “en cuanto a los motivos por los que se produjo el enfrentamiento, del debate se desprende que existía una profunda enemistad entre ambos bandos, no pudiendo establecerse claramente las causas, aunque puede deducirse que obedecían a disputas de territorio entre bandas armadas que interactúan en el barrio San Lorenzo, zona de la ciudad que se ha convertido de un tiempo a esta parte en tierra de nadie, percibiéndose que la autoridad pública no logra dar con la metodología para imponer la pacificación en dicho lugar”. Puso como ejemplo que la víctima del robo de la bicicleta intentó pedir auxilio a un patrullero que pasaba por el lugar, el cual “continuó sin detener su marcha”. Agregó el juez: “la deficiente intervención de la autoridad pública resulta más que alarmante para la seguridad de los ciudadanos honestos que habitan el barrio”. Surgió del juicio oral, continuó, “que al momento del hecho en el lugar había por lo menos cuatro personas portando armas de fuego esgrimiéndolas a mansalva, habiéndose narrado un historial de tiroteos a domicilios que ilustran la conflictividad apuntada”. “También preocupa que los nombres y personajes que se mencionan como presuntamente involucrados o presentes en los incidentes, se repiten en las distintas causas que son sometidas a debate, en un corto lapso, sin que por el momento se avizore que se hallan adoptado políticas públicas que morigeren la antedicha conflictividad”, concluyó Fernández.
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