El señor Pérez

Di María se siente maltratado en el Real Madrid.

Los días de Ángel en el club merengue parecen contados. Su futuro estaría en el Manchester United.

¿Cómo no sentirse “maltratado” cuando todos los clubes del mundo lo buscan y el propio lo relega? Esa es la situación de Ángel Di María, que hoy en la final de la Supercopa española podrá vivir un capítulo acaso decisivo en su relación con el Real Madrid del millonario y todopoderoso Florentino Pérez, el hombre que ha elevado a categoría “galáctica” los dineros muchas veces obscenos del fútbol.

“Galácticos”, justamente, fue el apodo que recibió su Real Madrid de tiempos atrás, cuando Pérez compraba astro tras astro, un día al francés Zidane, el otro al inglés Beckham, luego al brasileño Ronaldo y así en fila, aunque luego la aventura terminaba en fracaso y el mundo del fútbol se reía de él, pero a escondidas, porque, poderoso como es, el hombre sabe controlar hasta los titulares de algunos diarios.

El proyecto liderado en tiempos más modernos por el director técnico portugués José Mourinho cerró con fracaso, pero, lejos de achicarse, Pérez (no le gusta que le digan “señor Pérez”) siguió adelante. Y fue Cristiano Ronaldo quien finalmente le permitió reconquistar Europa.

Fue un alivio, especialmente después de que el Atlético Madrid del Cholo Simeone, y no el archienemigo Barcelona, lo dejó afuera del trono de la Liga de España.

El Atlético, se sabe, estuvo luego a sólo un minuto de repetir en Europa, y ahora Pérez, acaso envalentonado como nunca tras la victoria en la Champions, gastó casi otros cien millones en apenas dos jugadores, el alemán Toni Kroos y el colombiano James Rodríguez, sus dos últimos galácticos que venden camisetas y cuyo arribo deja por ahora afuera del equipo a Di María.

El argentino (¡cómo lo extrañamos en la final del Mundial!) ya había logrado revertir en la temporada pasada una vieja salida del Bernabéu con silbidos y agarrándose los testículos, por ovaciones y aplausos. Fue figura inclusive en la final que permitió la reconquista de Europa, aunque casi lo ignorara la prensa madrileña, porque “Fideo” no es español y no es el favorito del presidente.

Di María, con razón, no tolera ahora ganar casi la mitad del dinero que reciben otros jugadores del plantel y que Real Madrid, a su vez, pida fortunas por su venta. El DT Carlo Ancelotti, que suele obedecer casi ciegamente a Pérez, no definió ayer si Di María (ovacionado cuando entró en los minutos finales de la ida, el martes en el Berbabéu) será titular hoy o si iniciará otra vez de suplente. Incluso, el entrenador italiano salió a decir ayer: “La situación está clara. El jugador ha pedido marcharse”.

El dato no es menor. Fuera de carrera el campeón francés PSG, los rumores señalan que Di María se sumaría a Marcos Rojo como nuevo refuerzo del Manchester United del DT holandés Louis Van Gaal.

Donde sea, Di María merece un reconocimiento que no le otorga la política de negocios (no de fútbol) del Real Madrid del señor Pérez.

AP

exterior

Ezequiel Fernández Moores


Los días de Ángel en el club merengue parecen contados. Su futuro estaría en el Manchester United.

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