El STJ analiza conflictos por tierras en la Línea Sur

Esta vez el juez Lutz estuvo en la meseta de Paso de los Moles, donde hace ocho años los descendientes José Millapi y John Ogilvie mantienen una disputa por la propiedad de las tierras.

SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- Por segundo día consecutivo el presidente del Supremo Tribunal de Justicia de Río Negro, Luis Lutz, recorrió la Linea Sur rionegrina para interiorizarse sobre los problemas y litigios de tierras.

Ayer visitó la zona de Paso de los Molles, donde desde hace ocho años hay un conflicto entre los descendientes de José Millapi y John Ogilvie, un inversor del exterior que compró las tierras y promovió el desalojo de los lugareños.

«Debemos aplicar las leyes y también evitar que se produzcan graves desigualdades en la sociedad, lo cual tarde o temprano amenaza la paz social», aseguró Lutz ante «Río Negro». El magistrado no dudó en señalar que «tenemos que trabajar para que no se profundice la brecha entre la sociedad y que no haya cada día más excluidos» y recordó los problemas que hoy en día tiene París, los cuales atribuyó a «las marginaciones que crea la sociedad moderna».

Lutz dijo que «no debería ser noticia que un miembro del STJ recorra los campos de la Línea Sur», no obstante ser la tercera vez que ello sucede. Cumplimentadas las diligencias del acta previa a la visita al campo, en el juzgado de paz de Pilcaniyeu, la caravana de vehículos 4×4 recorrió los 45 kilómetros hasta el domicilio de Dominga Millapi, ubicado a 1.700 metros, en la meseta de Paso de los Molles, la cual ocupa unas 500 hectáreas que fueron vendidas al inversor extranjero.

El tranquilo paraje se vio en alguna manera alterado por la presencia de un número inusual de personas: personal del STJ, Dirección de Tierras, Catastro, Asesoría de Menores, CODECI, Ogilvie junto a su esposa y asesores letrados, los abogados defensores de la familia Millapi y un numeroso grupo de jóvenes mapuches provenientes de Bariloche.

«In situ» Lutz pudo comprobar cómo viven los Millapi y que las viviendas fueron construidas hace más de medio siglo. El perito designado en la causa, arquitecto Domingo Carrasco, estimó que «tendrían alrededor de 70 años». Las viviendas constan con basamentos de piedra y paredes de adobe, en medidas de tres por cinco metros.

Las tierras que habitan los Millapi fueron compradas en 1997 por Ogilvie a la famili Arroyo, de esta ciudad, la cual a su vez las compró a los tres hijos de José María Galván, inmigrante español, quien convivió posteriormente con Dominga Millapi, con la cual tuvo 12 hijos. Galván escrituró las tierras a su nombre y después de su muerte, sus primeros tres hijos quedaron como únicos herederos. «Ogilvie compró las tierras de buena fe y en un todo de acuerdo con la ley», sostuvieron sus abogados defensores.

Darío Rodríguez Duch, defensor de la comunidad mapuche, dijo que los Millapi tienen derechos preexistentes y como pueblo originario no deberían ser expulsados de sus tierras.

Josefa Millapi, la mayor de las hermanas, opinó que «no podemos ser expulsados del campo».

El reclamo de los defensores de los Millapi llegó al STJ mediante un recurso de queja, después de haber perdido varias instancias judiciales previas. Ogilvie promovió un juicio de desalojo hacia una de las hijas de José Millapi, Dominga, pero no hacia su hermana Felisa, que es ciega desde pequeña, y también fue visitada por Lutz.

«¿Por que vienen ustedes a visitarme?, preguntó la anciana al saludar al presidente del STJ. Lutz, meditó un instante y respondió con seguros y cordiales términos jurídicos, intentando explicar que hay un juicio que puede terminar con el desalojo de los que durante decenas de años ocuparon un lugar en la Patagonia.


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